El líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, tachó las ofertas de diálogo de Estados Unidos de “truco mezquino” y acusó a la administración del Presidente Joe Biden de mantener las políticas hostiles contra ellos.
Los contactos entre ambos países iniciados bajo el mandato de Donald Trump quedaron interrumpidos en 2019 tras el fracaso en Hanói (Vietnam) de la segunda cumbre entre el entonces presidente republicano y el líder norcoreano.
Desde su acceso a la Casa Blanca, el gobierno de Joe Biden ha ofrecido repetidamente al aislado régimen comunista un encuentro en cualquier lugar, en cualquier momento y sin condiciones previas. Kim desdeñó estas propuestas como “nada más que un truco mezquino para engañar a la comunidad internacional y enmascarar sus actos hostiles”, según la agencia estatal KCNA.
El líder norcoreano acusó a Washington de mantener “las amenazas militares” y “la política hostil” del pasado, pero “empleando métodos más astutos”, dijo durante un largo discurso ante la Asamblea Suprema del Pueblo, el parlamento unipartidista del país.
“Estados Unidos no alberga ninguna intención hostil” hacia Corea del Norte, respondió un portavoz del departamento de Estado, que insistió en una reunión con los dirigentes norcoreanos “sin condiciones previas”.
Corea del Norte, equipada con armamento nuclear, ha dejado pasar el tiempo durante los últimos meses, estudiando los movimientos de la nueva administración estadounidense al mismo tiempo que se centraba en asuntos internos.
El empobrecido país asiático se autoimpuso un bloqueo a principios de 2020 para protegerse de la pandemia del coronavirus, lo que ha castigado aún más su economía y ha reducido al mínimo su comercio con China, su principal sostén.
Ensayos militares
El régimen comunista parece haber salido del letargo en las últimas semanas, en las que tanto ellos como sus vecinos del sur han hecho gala de innovaciones tecnológicas en su armamento.
El miércoles, Pyongyang aseguró que había probado con éxito un misil de planeo hipersónico, mucho más rápido y difícil de interceptar por los sistemas de defensa, y previamente hizo ensayos con misiles de crucero de largo alcance.
Por su parte, Corea del Sur también está destinando importantes partidas presupuestarias a mejorar sus capacidades militares ante la amenaza de su vecino. Este mes, anunció el primer ensayo exitoso de misiles lanzados desde un submarino (SLBM), una tecnología disponible en solo un puñado de países, y presentó su tercer submarino capaz de cargar con estos proyectiles.
Resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU han prohibido el programa de armas nucleares y misiles balísticos impulsados por Kim Jong Un en Corea del Norte, nación sujeta a numerosas sanciones internacionales como consecuencia de ello.
Estados Unidos ha condenado los recientes lanzamientos de Pyongyang, pero sigue mostrándose abierta al diálogo.
“Estamos dispuestos a reunirnos con la República Popular Democrática de Corea sin condiciones previas. Esperamos que la RPDC responda positivamente a nuestro acercamiento”, dijo el portavoz diplomático estadounidense.
Líneas de comunicación con Seúl
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se reunirá de emergencia el jueves para analizar la cuestión a pedido de Estados Unidos, Francia y Reino Unido, indicaron fuentes diplomáticas a la AFP.
Pyongyang no da señales de querer desprenderse de su arsenal, que considera necesario para defenderse de Estados Unidos.
El discurso de Kim hace prever que el régimen seguirá desarrollando su programa militar salvo que Washington cambie de postura, indicó Hong Min, investigador del Instituto Coreano por la Reunificación Nacional en Seúl. “Ha llegado a la conclusión de que no tiene otra opción que prepararse para una estrategia a largo plazo con Estados Unidos, lo que implica continuar desarrollando armas estratégicas mientras mantiene una actitud de paz estable con el Sur”, indicó.
El dirigente norcoreano se mostró más comedido al responder a su homólogo del sur Moon Jae-in, que propuso este mes poner fin oficial a la guerra entre ambos países (1950-1953), terminada con una tregua y no un tratado de paz.
Kim lamentó que Seúl siga “al servicio de Estados Unidos” y señaló que solo se podría declarar terminada la guerra con “respeto mutuo” y el fin de “la actitud injusta y con dobles estándares” de su vecino.
Aun así, expresó su voluntad de restablecer las líneas de comunicación entre Seúl y Pyongyang a principios de octubre.