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Plug Walk Joe, el ‘hacker’ con cara de niño que revolucionó EEUU desde un piso de Estepona

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Cuando la Policía consiguió finalmente acceder a su guarida, PlugWalkJoe se encontraba, como siempre, sentado frente a las tres pantallas de un superordenador. Tras el ‘nick’ por el que era conocido en internet, los agentes encontraron a Joseph O’Connor. Cara de niño, 22 años, ‘shorts’ y sandalias con calcetines. Junto a su centro de mando en el piso de Estepona en el que fue arrestado, encima de la mesa, se acumulaban envases vacíos de comida a domicilio y varias botellas de agua. Acababan de arrestar a uno de los ‘hackers’ más buscado por EEUU, acusado de acceder a cientos de cuentas de Twitter y de emplearlas para lanzar una macroestafa.

Desde el pasado julio, O’Connor ha cambiado su apartamento situado en la urbanización Costa Natura, a pocos metros del mar, por una celda desde la que espera la decisión de la Audiencia Nacional sobre su entrega a las autoridades norteamericanas. A pesar de las excelentes vistas de su casa, Plug Walk no salía nunca. Su vida se reducía a los pocos metros de su despacho. Para arrestarle, la Policía tuvo que idear un operativo especial. Uno de los agentes se hizo pasar por repartidor de pizza para confirmar la identificación del sospechoso, relatan fuentes del caso.

Foto de archivo de Joseph James O’Connor. (Cedida)

La vista en la que se decidirá su destino se celebra esta semana. Las autoridades norteamericanas le reclaman por utilizar los perfiles de personalidades como Joe Biden, Barack Obama o Apple para poner en marcha una campaña de inversión en criptomonedas. A través del ‘hackeo’ en julio de 2020 de más de 130 cuentas de Twitter, incluidas las de Apple o Uber. Reclamaba a los seguidores que enviaran bitcoins a un número de cuenta y prometía devolver el doble de la cantidad ingresada. “Si envías 1.000 dólares, te devuelvo 2.000”, decían los mensajes, que le permitieron recaudar 117.000 dólares (99.000 euros).

O’Connor se enfrenta a 10 cargos, que incluyen conspiración, intrusión informática, comunicaciones extorsionadoras, acecho y comunicaciones amenazantes. Además de esta acción, se le acusa de participar en ataques contra otras plataformas virtuales como TikTok o Snapchat. “Según documentos judiciales, además del ‘hackeo’ de Twitter del 15 de julio de 2020, O’Connor está acusado de intrusiones informáticas relacionadas con el apoderamiento de cuentas de usuarios de TikTok y Snapchat. O’Connor también es culpado de acoso cibernético a una víctima juvenil”, aseguró el Departamento de Justicia.

Entre los objetivos de estos ataques se encuentra presuntamente Bella Thorne. En junio de 2019, la actriz estadounidense sorprendió a sus seguidores en Twitter difundiendo algunas fotos en las que salía desnuda de cintura para arriba. Aseguró entonces que lo hacía tras ser amenazada por un pirata informático que amagaba con hacerlas públicas. “Ahora no puedes quitarme nada. Esta noche podré dormir mejor sabiendo que he recuperado mi poder. No puedes controlar mi vida y nunca podrás”, dijo como explicación. Otra de las ‘víctimas’ de Plug fue Addison Rae, cuya cuenta de TikTok siguen en la actualidad más de 80 millones de personas.

La policía registra los ordenadores de PlugWalkJoe frente a él. (P. Nacional)

Sin embargo, cuando los agentes accedieron a la casa tras semanas de seguimiento, se encontraron con un adolescente que contrastaba con esta imagen de ‘hacker’ despiadado. Como publicó ‘La Opinión de Málaga’, O’Connor hablaba y se movía a cámara superlenta, mostraba un carácter entre introvertido y ‘friki’ y no se relacionaba de forma real con nadie, salvo su madre, que se encargaba de llevarle cada pocas semanas provisiones. Hasta su novia era virtual y no se identificaron amigos en Estepona.

Localizaron en la vivienda, amueblada de forma espartana, cuadros aún sin colocar en los que Mr. Monopoly hacía alarde de una vida de lujo. La silla de ‘gamer’ en la que pasaba más de 12 horas diarias alcanzaba los 600 euros y sus ordenadores, que cambiaba cada mes, rayaban los 10.000. A sus pies, una alfombra persa antigua. Ni rastro del dinero que le acusan de estafar.

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