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En las primeras ejecuciones desde 2017, tres personas han sido ahorcadas y las otras dos fusiladas
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Grupos de derechos humanos y la comunidad internacional censuran unas medidas “crueles”, “inhumanas” y “abominables”
Gaza amanece este lunes con cinco vidas segadas. Hamás, la milicia que controla la Franja, ha ejecutado a cinco palestinos, dos de ellos por colaborar con Israel. Es la primera vez desde 2017 que las autoridades gazatís aplican la pena de muerte sobre presos palestinos. El Ministerio del Interior ha defendido que las ejecuciones pretendían “lograr la disuasión y la seguridad pública” en medio de un clima de ansiedad dentro de Hamás por la infiltración israelí en sus filas. Pero los grupos de derechos humanos y la comunidad internacional han denunciado la medida calificando las ejecuciones de “crueles”, “inhumanas” y “abominables“.
De estos cinco presos sólo se han revelado sus iniciales y sus años de nacimiento en un comunicado, pero no se conoce su identidad. Una de las personas acusadas de espionaje para Israel había sido arrestada en 2009 después de proporcionar información al Estado hebreo durante los últimos ocho años que “condujo al ataque y al martirio de ciudadanos” por parte de las fuerzas israelís. La otra fue arrestada más tarde, en 2015, pero llevaba desde 1991 facilitando inteligencia a las autoridades israelís sobre la ubicación de militantes, fábricas de cohetes y sitios de lanzamiento de cohetes.
Fusilados y ahorcados
“La ejecución se llevó a cabo después de la conclusión de todos los procedimientos legales“, ha afirmado el Ministerio del Interior en un comunicado. “Las sentencias habían sido definitivas, con ejecución obligatoria, luego de que a todos los condenados se les concedió pleno derecho a defenderse”, ha añadido. Dos de los hombres, ambos miembros de las fuerzas de seguridad palestinas, fueron asesinados por un pelotón de fusilamiento y los otros tres fueron ahorcados al amanecer en un puesto de seguridad en la ciudad de Gaza. Tres de los ejecutados habían sido acusados de varios delitos como asesinato, violación y robo.
Aunque Hamás haya sentenciado a muerte a 13 personas desde principios de año, estas son las primeras ejecuciones desde hace media década. Durante los tres lustros de gobierno islámico en la Franja, 33 personas han sido ejecutadas mientras los tribunales han condenado a un total de 180 palestinos, según datos del Centro Palestino de los Derechos Humanos. La última ejecución tuvo lugar en 2017 cuando Ashraf Abu Leila, Hisham al-Aloul y Abdallah al-Nashar encontraron la muerte por haber participado en el asesinato de un líder militar de Hamás, supuestamente en nombre de Israel. Las ejecuciones fueron públicas y cientos de personas pudieron presenciarlas.
“Práctica barbara”
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“La muerte como castigo sancionado por el Gobierno es una práctica bárbara que no tiene cabida en el mundo moderno“, ha denunciado Omar Shakir, director para Israel y Palestina de Human Rights Watch. También el embajador de la Unión Europea en Cisjordania y Gaza, Sven Kuehn Von Burgsdorff, ha expresado su preocupación. “Las ejecuciones son crueles e inhumanas y no pueden justificarse bajo ninguna circunstancia, ya que niegan la dignidad humana de las víctimas”, ha afirmado en un comunicado. La comunidad internacional ha condenado repetidamente el uso de la pena capital por parte de Hamás y la ausencia de juicios justos.
Hamás ha endurecido su política de control por miedo a que la inteligencia israelí se infiltre en sus filas. La trágica situación económica del enclave facilita que, a menudo, aquellos gazatís que tienen la oportunidad de trabajar en Israel sean tentados para colaborar con el enemigo a cambio de una mejora en sus condiciones de vida. La milicia palestina teme que el aumento de permisos de trabajo por parte de las autoridades israelís –en el último año han duplicado el número– facilite los contactos con el rival. Por eso, estas ejecuciones se pueden interpretar en clave aleccionadora.
