Periodistas alemanes revelaron que el Ministerio de Salud pagó cada mascarilla FFP2 a 6 euros, cuando su precio real fluctúa de 1 a 1,5 euros.
En diciembre de 2020, el Gobierno de Alemania decidió repartir gratuitamente mascarillas FFP2 entre los residentes mayores de 60 años o quienes padecieran ciertas condiciones de salud preexistentes. De esa forma, los ciudadanos pertenecientes a las categorías más vulnerables frente al covid-19 podían obtener 15 mascarillas gratis en las farmacias locales. Ahora los medios alemanes han descubierto que los funcionarios del Ministerio de Salud gastaron en esa iniciativa mucho más dinero de los contribuyentes de lo que pudo ser necesario.
De acuerdo con una investigación de las emisoras alemanas WDR y NDR, así como del periódico Süddeutsche Zeitung, la compra y distribución de esas mascarillas le costó al Estado alemán 2.500 millones de euros (unos 2.980 millones de dólares), un monto que debió haber sido mucho menor.
Mientras que el coste aproximado de una mascarilla FFP2 es de menos de un euro, las autoridades presupuestaron seis euros por cada una, de acuerdo con la investigación de los periodistas, que obtuvieron acceso a los datos oficiales en virtud de la ley de libertad de información.
La suma presupuestada fue distribuida entre distintas farmacias del país, cada una de las cuales obtuvo una recompensa fija de alrededor de 25.000 euros, independientemente de la cantidad de mascarillas que en realidad distribuyera. Los farmacéuticos recibieron además 36 euros por las primeras seis mascarillas que entregaran gratuitamente a una persona determinada, y 23,4 euros por las siguientes seis mascarillas, cantidades con las que muchos farmacéuticos no se sintieron cómodos.
Así, el farmacéutico Detlef Glass, que posee tres farmacias en Berlín, confesó a los medios locales que poco antes de la Navidad del año pasado esa iniciativa gubernamental le reportó 170.000 euros de ingresos adicionales, toda vez que adquirió las mascarillas a un precio de entre 1 y 1,5 euros y recibió del Gobierno federal seis euros por cada una, permitiéndole, según admitió, ganar “dinero estúpido”.