Como ya os he contado en algún artículo previo, estoy de obras, algo que en mi familia se lleva de aquella manera, muy bien, la verdad. Yo ya habría matado a mi marido si esto se le hubiera ocurrido a él. Llevamos más de un mes viviendo fuera de casa y ocupando las casas de amigos que espero no me dejen de hablar. Algo que yo seguramente habría hecho. Eso sí, no hemos ‘okupado’ con el perro. Nuestra indecencia, aunque no lo parezca, tiene un límite.
La cuestión es que darle un aire nuevo a mi casa después de diez años viviendo en ella me ha obligado (con mucho gusto y el mismo nivel de estrés) a buscar elementos de todo tipo para dejarla ‘perfe’, como dice mi Santo compañero de piso.
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Me gusta demasiado buscar cosas para casa, de hecho, lo hago siempre; me gusta más tenerla ‘comme il faut’. Aunque a mucha gente este pequeño vicio le ha nacido durante la pandemia, lo mío viene de antes. Es una afición heredada y compartida con mi madre desde que era enana; nos encantaba pasearnos los fines de semana por desembalajes buscando piezas únicas por precios locos. Superrecomendable si sois de Barcelona: el Mercantic de Sant Cugat, un pozo sin fondo para los amantes de las piezas únicas. En nuestras aventuras también llegamos a retapizar sillas (lo de la lesión con la grapadora os lo cuento otro día), empapelar paredes, pintar azulejos de baños, forrar libros con papeles antiguos y retitular en los lomos. Construimos un armario juntas que le costó unos vértigos y no sé cuantas aventuras decorativas más. Sí, éramos muy apañadas.
Ahora ya, cumplidos los cuarenta, he dejado de invertir en un área de Inditex, Zara, para invertir en otra, Zara Home. Pero no es la única marca que toco, no, uno de mis grandes descubrimientos a nivel decorativo son unos grandes almacenes, El Corte Inglés. Sí, mis amigas y yo al cumplir los cuarenta hemos entendido aquella pasión de nuestros padres; está todo, con garantía, te lo instalan… y si ellos lo llevan toda la vida haciéndolo, por algo será. Otra de mis perdiciones es el Rastro, voy menos de lo que quisiera, pero allí me he hecho con grandes piezas.
La cuestión, como dice mi suegra, “el que lo hereda no lo hurta”, y en esas estamos. Ahora, buscando pinturas y materiales para nuestro ‘no nuevo hogar’ he creído que quizá algunos de los recursos decorativos que he bicheado en internet podrían servirte de inspiración para tu casa. Aquí te dejo mi wishlist.
Una de las compras que he hecho es este papel pintado para el aseo de la entrada, quería darle un aire nuevo y más acogedor, y este estampado es clásico, pero le va a proporcionar luz. Siempre me ha gustado esa sensación de cuando pasas al baño de una casa que tenga un toque inglés, y esta propuesta me pareció de siempre y luminosa. Es de Leroy Merlin y es fácil de instalar (28,99 euros/metro)
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Reconozco que las tendencias me pueden, pero hay algunas que han llegado para quedarse (espero); es el caso de la rejilla. Desde que volvió a nuestras vidas combinada con vivos negros en formato lámpara sabía que sucumbiría a ella. Esta, muy parecida, me la he puesto en el comedor, da una luz tamizada, preciosa. Porque la luz se cuela entre los agujeros y se refleja en las paredes, la recomiendo fervientemente. De Leroy Merlin (78,99 euros).
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Me toca separar a los niños a la hora de estudiar, hasta ahora compartían una mesa de Ikea de aquella manera, pero el tema se está complicando y necesitan separarse… La primera de muchas en la vida, qué pena. Eso sí, no me resigno a que duerman separados. Por ahora solo en tiempo de deberes. He encontrado esta mesa que me parece sencilla pero moderna y que tiene todo lo que necesito, es de El Corte Inglés (78,99 euros).
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Hasta ahora, mis hijos habían sobrevivido con una mesita de noche, dormían en literas y dejaban sus libros en una estantería de al lado. Pero ahora que van a pasar a dormir en unas camas ‘normales’, prefiero poner una mesita para que guarden cada uno sus libros en un cajón y no esté todo por ahí encima. Esta de Kenay Home me encaja (329 euros).
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Cosas de la vida, cuando empiezas con una obra te empieza a molestar todo. En mi caso, la colcha; sí, soy una antigua y además de nórdico uso encima esa prenda de ropa de cama que me parece fundamental. Una de mis manías, que son muchas, es que me gustan las sábanas blancas, claras, como los pijamas y camisones. Necesito dormir en entornos claros. Así que en un par de meses, cuando me recupere, me compraré esta de La Redoute (75,56 euros).
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En la cocina me apetece darle un toque gracioso, hasta ahora tenía fotos de los niños y de la familia en la pared, pero ahora me apetece algo más sofisticado. He dejado una pared en blanco pese a que mi amiga Silvia, que es una gran interiorista y seguro que tiene razón, me ha recomendado empapelarla. Pero creo que por ahora voy a poner unos marcos como estos de La Redoute con alguna lámina con temática alimentaria, tipo las de Pils Ferrer, para darle un toque divertido.
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Las láminas son tipo esta, ¿no te parece genial para una cocina?
Y por último, una cesta para los balones, no soporto que estén por ahí tirados, así que los voy a centralizar en una cesta como esta de Arket (39 euros).
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Con todo esto espero darle un toque más actual, pero, eso sí, muy natural. Como la vida misma.
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Como ya os he contado en algún artículo previo, estoy de obras, algo que en mi familia se lleva de aquella manera, muy bien, la verdad. Yo ya habría matado a mi marido si esto se le hubiera ocurrido a él. Llevamos más de un mes viviendo fuera de casa y ocupando las casas de amigos que espero no me dejen de hablar. Algo que yo seguramente habría hecho. Eso sí, no hemos ‘okupado’ con el perro. Nuestra indecencia, aunque no lo parezca, tiene un límite.
