Emma Stone siempre ha interpretado papeles amables en el cine y se nos hace difícil verla enfundada en el papel de una de las villanas más famosas de la historia del séptimo arte. Para convertir a la protagonista de ‘La La Land’ en la maléfica ladrona de perros dálmatas se ha elegido a la autora de los vestuarios de otras grandes del cine como ‘Mad Max: Furia en la carretera’, Jeanny Beavan.
Cumplidos los setenta, la estilista inglesa ha tenido una carrera fulgurante en el mundo del vestuario cinematográfico y en el del teatro, especialmente en el West End londinense, donde trabajó durante años. En 2016 recibió el premio Oscar al mejor vestuario por la película antes mencionada y su nombre es uno de los grandes del sector. Era el segundo de su carrera, el anterior fue por ‘Una habitación con vistas’ y lo recogió con vaqueros, algo que causó estupefacción entre los asistentes a la gala más importante del cine.
Este estreno que veremos en las grandes pantallas el 28 de mayo presenta una historia muy diferente a la que todos conocemos. Los años 70 es la década en la que transcurre la historia; el lugar sigue siendo el mismo, Londres. En este entorno conoceremos un perfil más joven de una diseñadora amateur, Stella (Emma Stone), y el de su descubridora, la baronesa von Hellman, una magnate de la industria (Emma Thompson).
La relación de las protagonistas, en la que la moda tiene un papel muy importante, incluso es un arma para vencerse, saca a la luz una retahíla de creaciones sin fin que recuerdan a los diseños de Vivienne Westwood y a Alexander McQueen de la época. Uno de los diseños más importantes de la película está inspirado en el vestido de gala rojo vivo, el conocidísimo modelo ‘Tree’, de Charles James (1955), y otro de los espectaculares modelos es una falda decorada con 1.060 pétalos cosidos a mano.
Una sucesión de prendas que dejará anonadados a todos los amantes del ‘fashion system’: pantalones moteros con lentejuelas, cazadoras militares extravagantes y faldas ondulantes forman parte del vestuario que ha diseñado esta gran estilista para Craig Gillespie, el director de este original remake de un clásico.
La creativa se ha basado en sus referencias de la década de los setenta, en la que, según ha declarado a varios medios, se siente muy cómoda, para mostrar 47 looks (nada más y nada menos) que luce Stone a lo largo de la película. Una selección donde las prendas vintage cobran una importancia inusitada y que consideraron que le iban perfectas al personaje. ¿Quién entiende mejor unas prendas de segunda mano que una diseñadora? El papel que Emma interpreta le iba al dedillo en este caso.
Los Ángeles, Brooklyn, Portobello… fueron solo algunos de los templos vintage que se convirtieron en un pozo sin fondo donde Beavan pudo nutrirse de inspiración y de prendas en blanco, negro, rojo y gris. Algo que no ha cambiado en esta nueva versión, los colores ‘corporativos’ de la nueva Cruella siguen siendo los de la antigua. Veremos si su maldad se ajusta a la de la anterior.
