El baile inaugural ha sido históricamente un momento en el que la moda ha ocupado un lugar especial, pero como ocurre con absolutamente cualquier campo en momentos como el actual, este será completamente diferente. La solemnidad será la gran protagonista de esta cita, y aunque lo habitual es que los diseñadores americanos se esfuercen por ser los elegidos en una fecha histórica, esta vez han abogado por evitar dar declaraciones al respecto. Por su parte, el equipo de Jill Biden y de Kamala Harris ha aclarado que no quieren dar un mensaje relacionado con la moda. Sin embargo, por más que no deseen que la moda esté presente, el que Lady Gaga y Jennifer Lopez sean algunas de las artistas encargadas de poner música al evento con sus actuaciones hace imposible que los diseños no sean esenciales en una fecha tan importante.
Ralph Lauren es la favorita en las apuestas a la hora de vestir al presidente, pero aunque Jill Biden haya optado por la marca en más de una ocasión, todo apunta que se decantará por otra firma. A la hora de vestir a Kamala y a Jill, las marcas Gabriela Hearst, Carolina Herrera, Donald Deal, Christian Siriano, Prabal Gurung, LaQuan Smith, Oscar de la Renta y Brandon Maxwell son las preferidas, mientras que para vestir a sus acompañantes, nombres como los de Joseph Altuzarra, Vera Wang y Tory Burch son algunos de los más repetidos.
¿Es este el momento de hablar de moda?
El que no vaya a haber un baile inaugural por todo lo alto, sin embargo, no tendría que suponer una mancha en la historia de la moda. Al menos, así se lo ha hecho saber la experta en tendencias Sharon Graubard a ‘Spectrum News’. “Creo que Kamala ya es un icono de la moda. Se muestra como una mujer real. Lleva sus Converse y sus trajes a rayas. Creo que va a influir en las mujeres a la hora de vestir por elegir ropa práctica, real y estilosa”, explica. Pero ¿es un momento tan complicado como este el idóneo para hablar de moda? Teniendo en cuenta que, tras las finanzas, la industria de la moda es el sector más importante de Nueva York, sí.
No se trata solo de qué marca llevarán las mujeres más relevantes de la política internacional, sino de los miles de trabajos que hay tras las elecciones de moda que tomen. Mientras que los looks impecables y modernos de los Kennedy reflejaron a la perfección el sello de la generación de los baby boomers, el look de Jackie se convirtió de forma repentina en una suerte de manual de estilo no escrito para las primeras damas. Accesorios a juego, looks monocolor y diseños atemporales se asentaron como unas bases no oficiales que fueron delineadas por Jackie Kennedy.
El que Michelle Obama apostara por Isabel Toledo, una diseñadora cubano-americana poco conocida por aquel entonces, y no recurriera a una marca ‘mainstream’, asentó las bases del camino que iba a recorrer. Cuando cuatro años después eligió un abrigo de Thom Browne y un cinturón de J Crew, dejó claro que la política de su marido quedaba perfectamente reflejada en su armario, que abogaba por un guiño de cercanía a la ciudadanía. Mientras que muchos creen que Oscar de la Renta o Christian Siriano serán las firmas elegidas por Jill Biden, otros esperan que siga la estela de Michelle y apueste por una marca emergente.
Por otra parte, los expertos creen que Kamala optará sin duda por un diseñador negro. “El mensaje es que la industria de la moda americana es inmensa y da trabajo a muchísimas personas. Es una industria inclusiva y diversa. Creo que tenemos un Gobierno que apostará precisamente por resaltar eso”, indica Carmela Spinelli, historiadora de moda de Savannah College of Art Design, a ‘Sourcing Journal’. Pronto sabremos si tiene razón.
