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El iPod original pasó de idea a producto terminado en apenas 10 meses

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Diez meses. Ese es el tiempo que Tony Fadell afirma que Apple tardó en idear el iPod y lanzarlo al público. Patrick Collison, CEO de Stripe, compartió hace tiempo en Twitter un calendario con los principales hitos del desarrollo del iPod original allá por 2001 después de hablar con Fadell. Un periodo increíblemente corto para la primera generación de un producto llamado a vender millones de unidades años después. Aunque claro, hubo un trabajo previo que permitió adelantar de manera significativa el proyecto.

Mil canciones en el bolsillo en tan solo 10 meses

El iPod se comercializó a finales de 2001 bajo el lema “1.000 canciones en el bolsillo”. Según la captura que acompaña al tweet de Collison, el calendario de hitos en los que participó Fadell es el siguiente:

  • Enero, semana 1: primera llamada de Apple.
  • Enero, semana 3: primera reunión con Apple.
  • Enero, semana 4: se convierte en consultor externo liderando la investigación del iPod. No tenía aún nombre oficial, P68 era el nombre en clave. No había equipo, prototipo, diseño, nada.
  • Marzo, semana 3: planteamiento a Steve Jobs, el proyecto recibe la luz verde al final de la reunión.
  • Abril, semana 2: se convierte en empleado a tiempo completo.
  • Abril, semana 3: se encuentra contract manufacturer en algún lugar de Taiwan, Hong Kong, Corea del Sur.
  • Mayo, semana 2: se contrata al primer empleado del equipo.
  • Octubre, semana 4: se presenta el iPod ante el mundo.
  • Noviembre, semana 1: se entregan los primeros iPod al público.

Visto así, es tentador pensar que una empresa tecnológica pueda lanzar un producto tan popular como lo fue el iPod en un espacio tan corto de tiempo. Sin embargo, existen una serie de elementos adicionales que permitieron esta velocidad.

El disco de 1,8 pulgadas y la búsqueda de un sistema operativo

iPod iPod

Tres meses antes de que se iniciara esta cadena de eventos, Jon Rubinstein había recibido el encargo de Steve Jobs sobre la posibilidad de construir un reproductor de música portátil. Responsable de desarrollo de hardware en aquel momento, comenzó a investigar cómo fabricar un dispositivo así. Al mismo tiempo que Rubinstein recababa su investigación, Jony Ive desarrollaba prototipo tras prototipo de iPod.

En febrero de 2001 fue a Japón a visitar a una serie de fabricantes de componentes de electrónica. Casi al final de su última visita, los ingenieros de la compañía Toshiba le mostraron un pequeño disco duro de 1,8 pulgadas y 5GB de capacidad. Diminuto comparado con los habituales de 2,5 pulgadas y con un consumo en reposo también minúsculo. Los japoneses no sabían qué hacer con él.

Me di cuenta en seguida [de que esto era lo que buscaban]. Había visitado a fabricantes de baterías de ion-litio. Supe de forma instantánea la batería que utilizaríamos. Había visitado a fabricantes de pantallas, las capacidades, tamaño y costes lo iban a hacer extremadamente factible.

Pero el elemento clave era el disco duro, porque en esa época había dos alternativas: poner un disco gigantesco o tener un dispositivo con capacidad para 12 canciones. El disco de Toshiba era la pieza de hardware que le faltaba a Apple.

En cuanto al software, Apple contrató a la compañía Pixo para utilizar su Pixo OS en el iPod. A mediados de la primavera de 2001, Pixo llegó a un acuerdo por el cual proporcionarían el sistema operativo del iPod. En apenas dos semanas tenían una demo para enseñar a los ejecutivos. El trabajo se completó a tiempo para el lanzamiento del iPod en noviembre de 2001. Esto fue también posible porque Pixo había trabajado previamente en el desarrollo de las interfaces de usuario de smartphones de Samsung y Nokia.

La cultura corporativa apropiada para crear un iPod

Tony Fadell Tony Fadell

Viendo esta historia y cómo los diferentes componentes se encontraron o contrataron externamente, uno podría pensar que bastó con meterlos en un cóctel junto con el diseño de Jony Ive, agitarlo con fuerza y volcarlo sobre un vaso para que saliese el iPod. Nada más lejos de la realidad. Aunque ya hemos visto que la compañía llevaba tiempo detrás de un producto similar, lo cierto es que hay un ingrediente esencial en todo este embrollo: la cultura corporativa de Apple.

En la gran empresa, es habitual que los proyectos se vean entorpecidos por la burocracia interna y los grupos de interés. Normativas, reuniones, equipos enfrentados, jerarquías y una miríada de stakeholders a los que satisfacer. Cuando Steve Jobs volvió a la compañía en 1997, se deshizo de gran parte de esa maraña de obstáculos, aligerando los procesos internos.

Una muestra de la gran importancia que tiene la cultura corporativa y los procesos internos en el lanzamiento de nuevos productos es que Sony contaba con todos los elementos a su favor para lanzar un iPod-Walkman antes que Apple

La organización interna volvió a ser funcional en vez de divisional, algo que había cambiado con su marcha de la compañía en los años 80. Este tipo de cultura y forma de organizar la empresa también contribuyó a que Tony Fadell y Jon Rubinstein (ambos con una notable aversión hacia el otro) pudieran desarrollar el proyecto del iPod en tan corto espacio de tiempo. Sin procesos internos interminables ni equipos de diferentes divisiones enfrentados entre sí por liderarlo.

Y esta es precisamente una de las ventajas de Apple que menos se trata en los círculos tecnológicos. Su cultura corporativa con el diseño en el centro es algo que ningún otro competidor ha conseguido replicar. Porque lo difícil es copiar el proceso creativo, lo sencillo es imitar el producto final.

Más información | Fast, web de Patrick Collison.

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