Hace un año, el escenario era otro y Ursula von der Leyen iniciaba el curso 20/21 aludiendo a Andrei Sajarov como inspirador de una lucha, la de la población en general que, según ella, había “hecho gala” de su fuerza para salir adelante en plena pandemia y, especialmente, la de los sanitarios, a quienes quiso homenajear en el comienzo de su discurso.
A Europa todavía le tocaría vivir nuevos vaivenes provocados por la COVID-19 y la incertidumbre era la tónica general. Hoy, ya no.
Objetivos cumplidos
A pesar de las críticas y de la lentitud en tomar decisiones de un club compuesto por 27 socios –cada uno con sus peculiaridades-, Bruselas ha sabido estar a la altura. En primer lugar, poniendo en marcha al mismo tiempo en prácticamente todo el territorio europeo el proceso de vacunación. Y el objetivo del 70 % de la población adulta completamente vacunada está conseguido.
Además, la creación de un Certificado Digital Covid llamado a facilitar la movilidad en tiempos aún de pandemia, tal y como ha hecho este verano. Y la negociación, gestión y salida de los primeros fondos del Plan de Recuperación Económica “Next Generation EU” que comenzaron a llegar en agosto.
Asignaturas pendientes
Habrá que ver cómo se desarrolla esa “reconstrucción” económica y social. Por el momento, las expectativas son buenas vengan de donde vengan las previsiones, comenzando por el Banco Central Europeo, que ya piensa en modificar a medio plazo su política de estímulos.
En otro plano de igual o mayor alcance, se verá si los acuerdos alcanzados por los Jefes de Estado y de Gobierno en la Cumbre de Oporto de mayo de este 2021 se concretan, como el establecimiento de un Salario Mínimo Vital en toda la UE o la lucha contra la pobreza en una Europa seriamente dañada por el coronavirus en todos los sectores.
Tampoco se puede olvidar que tan solo han pasado nueve meses desde la entrada en vigor efectiva del Brexit y que el Protocolo de Irlanda no está del todo resuelto, provocando a día de hoy fricciones con el gobierno de Londres que parecen difíciles de superar.
Y la migración. Afganistán ha puesto sobre la mesa una de las asignaturas pendientes desde hace un año: un nuevo marco migratorio, aunque –de entrada- no es fácil porque, como bien sabe la Comisión desde el mismo momento que plantea un nuevo modelo, todo dependerá de la solidaridad de cada uno de los países. Y ya ha quedado demostrado, como durante la crisis del 2015, que prácticamente es imposible.
Una Europa más social, verde y conectada
A lo largo de los últimos 12 meses, Bruselas ha visto la necesidad que tiene de ser más autónoma. En ámbitos como el de la Salud, para una mayor eficacia y coordinación. Pero lo que sí tiene claro -y para ello parece tener el camino allanado- es que ha de estar más presente entre los ciudadanos y apostar por la lucha contra el cambio climático.
Gran parte de los Fondos de Recuperación se dedicarán a cumplir con los objetivos del Pacto Verde Europeo, así como para impulsar la digitalización de áreas poblaciones y empresas, tanto públicas como privadas. Solo así podremos empezar a dejar de hablar de zonas “vacías” y “vaciadas”, como las que hay en España y en tantos otros puntos de la geografía europea.
El Estado de Derecho
No menos importante –ha sido uno de los grandes debates del último año- es el respeto y cumplimiento de los derechos, valores y libertades que han de imperar en la UE. El Parlamento Europeo ha hecho mucho énfasis en que sea condición para obtener las ayudas comunitarias y, por ejemplo, Polonia y Hungría están viendo cómo –a raíz de muchas de sus políticas- se retrasa la llegada de los primeros fondos llamados a solventar la situación económica.
De todo hablará la presidenta de la Comisión este miércoles ante el pleno de la Eurocámara en Estrasburgo, donde se celebra el Debate sobre el Estado de la Unión.