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La madrileña pradera de San Isidro está calentando para salir. Las fiestas más castizas de la capital alcanzan su pico de actividad en la semana del 11 al 18 y ya son muchas personas las que han desempolvado la ropa típica de estas fechas.
Cada año la ciudad se llena de chulapas y chulapos, aunque algunos madrileños prefieren llevar solo un complemento distintivo. Pero todos tienen en común que llenan estos días la pradera de San Isidro, un lugar de encuentros, verbenas y conciertos que se transforma en un parque temático de lo castizo, con puestos de rosquillas tontas y listas, claveles y boinas.
El origen del traje de chulapa viene del barrio de Malasaña, que ya era el barrio más moderno a finales del siglo XIX y principios del XX. En ese momento Madrid era la capital del estado liberal y en Malasaña las mujeres quisieron rebelarse contra la forma típica de vestir de la época. Así nació el típico vestido chiné de falda larga, ceñida y con un volante en el bajo. En la parte de arriba se caracteriza por unas mangas abullonadas en forma de farol en los hombros, un escote cuadrado y bordados como adorno para marcar la silueta.
El vestido se suele combinar con un mantón de manila que cuelgue por la espalda prendido de los brazos y un pañuelo blanco en la cabeza, doblado en pico y el pelo recogido en un moño. Los zapatos deben ser negros con un poco de tacón. Bajo el pañuelo van los claveles, los verdaderos protagonistas, pero es importante llevarlos del color adecuado para no mandar un mensaje erróneo.
Significado de los claveles
Cada color tiene su significado: dos claveles blancos indican que la persona que los lleva está soltera; uno rojo y uno blanco indican que tiene pareja o que está prometida; dos rojos son señal de que está casada y dos rojos y uno blanco marca que esa persona es viuda.
El traje masculino se basa en un traje gris o negro de chaleco con camisa blanca por debajo, pero lo más importante es llevar la boina o gorra de chulapo, y un clavel rojo en la solapa.
La madrileña pradera de San Isidro está calentando para salir. Las fiestas más castizas de la capital alcanzan su pico de actividad en la semana del 11 al 18 y ya son muchas personas las que han desempolvado la ropa típica de estas fechas.
