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A Quinta da Auga, paraíso encontrado en el corazón de Santiago de Compostela

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En la vida, queramos o no, hay momentos en los que toca guerrear contra uno mismo. Quizá por eso, el destino quiso llevarnos hasta un bosque encantado a las afueras de Santiago de Compostela y así concedernos una tregua. Entramos en A Quinta da Auga —hotel & spa adscrito al prestigioso sello de calidad Relais & Chateaux— con la primera brisa amable de la primavera. Allí nos esperaban un grupo de personas excepcionales que hicieron todo lo posible por disipar sombras y oscuridades hasta devolvernos al centro de nuestra perdida paz interior.

A Quinta da Auga Hotel & Spa. (Cortesía)

Al frente de todos ellos, una mujer irrepetible, Luisa García Gil, arquitecta iluminada y defensora del patrimonio histórico español, que un buen día se enamoró de un viejo molino —que había sido fábrica de papel, de cerveza y hasta aserradero— en franca descomposición a las afueras de Santiago y no cesó, ni un segundo, hasta transformarlo en el precioso País de las Maravillas actual. Junto a ella, José Ramón Lorenzo —su marido— y Luisa Lorenzo, hija de ambos y directora del hotel; lo que viene siendo una familia de gente culta, refinada y especialmente encantadora.

A Quinta da Auga Hotel & Spa. (Cortesía)

Meditación. A Quinta da Auga, entre otras buenas ideas, propone a sus huéspedes —que acaban siendo amigos— sesiones de meditación en el bucólico bosque del hotel acariciado por el río Sar, al que tan dulcemente cantó Rosalía de Castro. De todos los planes sugeridos, este es el que menos gracia nos hacía. ¿Por qué? Porque eran demasiado los años intentando meditar sin conseguirlo y ya habíamos concluido que todo eso era una solemne y gran bobada.

A Quinta da Auga Hotel & Spa. (Cortesía)

Sin embargo, por cortesía, asistimos a una clase impartida por el maestro Daniel Álvarez Lamas, quien acertó —aún no sabemos cómo— revertir nuestro descreimiento en un increíble viaje lleno de luz y paz interior. Así somos, pura contradicción, capaces de pasar del día a la noche sin despeinarnos. Pero, en verdad, algo mágico pasó en A Quinta da Auga. Allí conseguimos unir en un todo la certeza de la tierra poderosa bajo nuestros pies, la brisa del bosque húmedo, la caricia del primer sol de la primavera, el Sar deslizándose entre las piedras de su cauce milenario y ese algo propio, interior, que es como una luz, del que demasiadas veces nos olvidamos.

A Quinta da Auga Hotel & Spa. (Cortesía)

Si meditar es llegar a un estado de plena concentración en el que la mente se relaja para viajar muy, muy lejos, entonces sí; volvimos a meditar. ¿Por qué ‘volvimos’? Porque pese a tantísimos años intentando llegar a la meditación, en A Quinta da Auga tuvimos que asumir que esa práctica no era nueva para nosotros, tan solo la teníamos radicalmente arrinconada.

A Quinta da Auga Hotel & Spa. (Cortesía)

Ahora de recorrer todos los rincones de este País de las Maravillas. Puede parecer complicado encontrar sosiego en Santiago de Compostela, con sus miles de peregrinos, turistas y estudiantes; sin embargo, quien acierte acogerse a sagrado en A Quinta da Auga se sumergirá en un vergel —a 15 minutos del centro— en el que la exuberancia de los árboles, jardines y terrazas todo lo envuelven.

A Quinta da Auga Hotel & Spa. (Cortesía)

En A Quinta da Auga el compromiso con la sostenibilidad es sincero y profundo; no como la pantomima de otros grupos hoteleros que, cuanto más grandes, más se obligan a mentir. Aquí practican ecohotelería desde 2003 y se toman muy en serio la prosperidad de sus vecinos, muchos de los cuales son sus proveedores. Parte de los beneficios revierten en causas sociales de su entorno, como la inclusión de las personas con discapacidad físicas e intelectuales. De igual modo, fueron pioneros en el empleo de la microgeneración de electricidad y agua caliente a través de paneles solares y geotermia. Ahora están de moda.

Un molino del siglo XVIII

Robles centenarios, mimosas, helechos, castaños, aromáticas y toda clase de plantas autóctonas —más de 80— crecen en el bosque y molino que Luisa García Gil y su marido —promotor inmobiliario— adquirieron en 2003. Para proteger esta biodiversidad, se ejecutaron repoblaciones de plantas autóctonas y de otras foráneas, pero adecuadas al clima lluvioso de Santiago, como el bambú, que hoy conforma uno de los rincones con más encanto del jardín. Calma absoluta aderezada por el canto de mirlos, petirrojos, carboneros, garrapinos, herrerillos y otras aves del paraíso compostelano.

A Quinta da Auga Hotel & Spa. (Cortesía)

El molino que hoy es A Quinta da Auga se remonta al siglo XVIII. Rodeado por una finca de 10.000 metros cuadrados, la modernidad y la tradición se dan la mano en este hotel que remite a la tienda de un anticuario con muy buen gusto. La palabra minimalismo no encaja aquí, ni falta que le hace. Todo en A Quinta da Auga, del pomo de una puerta a las arañas de cristal, es bonito y altamente deseable.

“Todo en A Quinta da Auga, del pomo de una puerta a las arañas de cristal, es bonito y altamente deseable”

A Quinta da Auga Hotel & Spa. (Cortesía)

Todo invita a la desconexión, como la mejor gastronomía de la tierra que orquesta en platos exquisitos el chef Federico López Arcay, responsable de los fogones de Filigrana, restaurante del hotel y, sin duda, uno de los mejores de la provincia. A través de su propuesta gastronómica, López Arcay muestra todas las caras de Galicia en un recorrido por sus mejores productos, con una elaboración respetuosa y saludable, un toque de innovación y una cuidada presentación. Se nota con claridad que este chef ama el producto de la zona y respeta sus temporadas.

A Quinta da Auga Hotel & Spa. (Cortesía)

A Quinta da Auga cuenta con dos huertos —uno de hortalizas y otro de cítricos y fresas— y solo adquiere pescados y mariscos en función de las vedas y los tamaños mínimos exigidos. Algunas especialidades de la casa: croqueta de choco de la ría en su tinta, pulpo a feira, crujiente de porco celta, merluza de pincho al vapor con crema de guisantes, bacalao al horno en costra de broa, jarrete confitado o filloas caramelizadas rellenas de arroz con leche.

A Quinta da Auga Hotel & Spa. (Cortesía)

Los pescados y mariscos de las rías, así como la ternera, son productos siempre presentes, como parte de la identidad culinaria de Galicia. Una gran propuesta acompañada de una rica y extensa carta de vinos, espumoso, blancos, rosados, tintos gallegos, nacionales y del mundo, vinos dulces y secos, además de vinos por copas.

Habitaciones para cuentos de hadas

El interior de A Quinta de Auga —cómo no— está a la altura del resto del proyecto. Cuenta con las denominadas habitaciones Alma, una categoría de estancias muy espaciosas, con unas vistas increíbles y un interiorismo muy cuidado, con detalles en los que se unen el diseño más tradicional con piezas contemporáneas que Luisa madre y Luisa hija seleccionan en las mejores ferias de decoración de Europa. Los amantes del arte pueden solicitar una visita para conocer las piezas más singulares del hotel porque ‘haberlas haylas’.

A Quinta da Auga Hotel & Spa. (Cortesía)

Este spa sí que es realismo mágico

El spa de A Quinta da Auga es uno de los mejor equipados de la región y hace gala de un grupo de asesores certificados en tratamientos occidentales y asiáticos perfectos para recuperar la armonía, descargar tensiones y disfrutar del relax.

A Quinta da Auga Hotel & Spa. (Cortesía)

Este hotel atrapa, va en serio, pero también invita a describir el privilegiado entorno. Por ejemplo, la ría de Muros y Noia —Rías Baixas—, las sierras de Cando y Candán y las preciosas hectáreas de viñedos que se pierden en el horizonte. Muy cerca del hotel, hay bodegas con una completa oferta enoturística. Los amantes de la música también pueden disfrutar de alguno de los muchos festivales que se organizan cada verano en los alrededores, como Gozofest y Son do Camiño.

A Quinta da Auga Hotel & Spa, establecimiento adcristo al prestigioso sello Relais & Châteaux, acaba de recibir una ‘Llave Michelin’ por ser un concepto hotelero único, poseer una fuerte personalidad y ofrecer un servicio estratosférico. Paseo de Amaia, 23 B. Santiago de Compostela. Teléfono: 981 534 636. (Cortesía)

“Del antiguo camino a lo largo, ya un pinar, ya una fuente aparece, que brotando en la peña musgosa con estrépito al valle desciende, y brillando del sol a los rayos entre un mar de verdura se pierde, dividiéndose en limpios arroyos que dan vida a las flores silvestres y en el Sar se confunden, el río que cual niño que plácido duerme, reflejando el azul de los cielos, lento corre en la fronda a esconderse”.

Rosalía de Castro, ‘En las orillas del Sar’ (1884), Estrofa XVII

Ahora o nunca: ¡elévate!

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