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Tecnocracia y militarización en la Araucanía

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La situación en la Araucanía no es nueva y tampoco lo es la respuesta del Gobierno. A veces tenemos la sensación que por ser un gobierno de derecha la represión es mayor, pero lo cierto es que no es así. El abandono estatal y la represión policial ha sido sistemática en gobiernos de centro-izquierda y derecha, sin distinción. En todos ellos han muerto pu peñi en manos de la policía, han existido montajes, allanamientos y militarización. De ahí que las palabras de Piñera y las acciones que vendrán durante la semana son parte del mismo libreto, la criminalización de la demanda mapuche y su identificación como enemigo interno, un “Enemigo poderoso e implacable que no respeta a nada ni a nadie”.

Y es que no podría ser distinto y no lo será hasta que se hagan los cambios estructurales que nos permitan avanzar en la solución de problemas. Y en este sentido la próxima constitución es un primer paso estratégico que, bien conducido, podría derivar en cambios que se transformen justicia y buen vivir en Wallmapu.

El autorreconocimiento como Estado plurinacional a esta altura ya no está en duda y es una propuesta transversal en las candidaturas de constituyente (salvo, claramente la de extrema derecha) y será el punto de inicio de una conversación mucho más profunda. Mirarnos al espejo y sincerar nuestras raíces será parte de un proceso que nos dará espacio a la construcción de instituciones que pongan en el centro de sus preocupaciones el bienestar social y buen vivir de quienes coexistimos en el país, reconociendo necesidades comunes como el derecho a la vivienda, a salud, educación y pensiones dignas, pero también reconociendo nuestras diferencias y la urgencia de atender con especial atención las demandas de grupos que han sido históricamente invisibilizados o criminalizados, como el pueblo Mapuche, Rapa Nui, Yagán, Lickan Antai o la población afrodescendiente chilena.

Y en esta búsqueda de soluciones no podemos ostentar, una vez más de “saberlo todo” y determinar “desde arriba hacia abajo” cómo se deben solucionar los problemas y qué es mejor para las culturas originarias. Debemos avanzar en conversaciones horizontales que se sostengan en los principios del nuevo Chile, uno reflexivo y plural donde la toma de decisiones sea compartida. Y de forma particular, en el marco del proceso constituyente debemos reconocer el valor y autoridad de los Constituyentes de escaños reservados, quienes serán representantes de los pueblos originarios en el proceso constituyente y un canal de diálogo entre dos mundos que hace 200 años dejaron de conversar.

Debemos sacarnos la lógica tecnocrática de resolver problemas con visión de ingeniero, donde todo se reduce a un acuerdo transversal. La realidad de cada comunidad es distinta y lo que para una es un problema-solución, podría no serlo para otra.

Por eso necesitamos avanzar en soluciones levantadas desde las propias comunidades, donde ellas sean protagonistas de la construcción de soluciones. Debemos entender que la solución a los problemas en Wallmapu es un proceso social y no situaciones que se solucionan con la simple firma de un acuerdo.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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