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El presidente ruso especifica que los interesados tendrán que pagar por la inoculación
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Alaba de nuevo la eficacia de Spútnik V y carga contra los gobiernos críticos por priorizar la “política” sobre la “protección” de la salud ciudadana
Rusia abrirá sus puertas, en breve, al turismo sanitario. El presidente del país, Vladímir Putin, ha anunciado este viernes, durante la sesión plenaria del Foro Económico de San Petersburgo, que se disponía a ordenar a su Gobierno que elaborase un plan, en el plazo de un mes, para que los ciudadanos extranjeros puedan entrar en territorio ruso y serles administrada, previo pago, una de las cuatro vacunas que han sido diseñadas los científicos locales, incluyendo la célebre Spútnik V. “Sé que dada la eficacia de nuestras vacunas, la demanda es alta”, ha valorado el líder del Kremlin.
El máximo mandatario ruso ha lanzado innumerables parabienes al inyectable ideado por el moscovita Instituto Gamaleya , que desde su aparición se ha visto envuelto de controversia, y ha arremetido con fuerza contra aquellos países e instituciones que, o no han aprobado su uso, como Brasil, o aún están pendientes de hacer una valoración final, como la UE. Ha insistido que la eficacia de la sustancia rusa es “del 96%” y que no se había registrado hasta el momento “ningún caso mortal” entre los vacunados. En realidad, el ya célebre estudio publicado por la publicación científica ‘The Lancet’ en febrero le atribuye una protección de un 92%, porcentaje más reducido a lo proclamado por Putin en la segunda ciudad rusa aunque eso sí, superior a otros medicamentos equivalentes diseñados por farmacéuticas occidentales. Además, dichos resultados fueron cuestionados con posterioridad por un grupo de científicos en una carta abierta enviada a la publicación y calificados de “muy peculiares”.
“Falta de voluntad”
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“En la situación actual esto parece falta de voluntad de proteger a sus propios ciudadanos de la amenaza. Lamentablemente, como dice el dicho popular: cada uno lleva el agua a su molino“, ha arremetido el líder del Kremlin. Entre los exámenes pendientes que más polvareda ha levantado ha sido el que está realizando la Agencia Europea del Medicamento, que sigue sin dar su visto bueno. Durante el invierno, en varias ocasiones Moscú anunció haber presentado la demanda de autorización, extremo que poco después era desmentido desde los cuarteles generales del ente regulador europeo de los medicamentos.
La sola celebración de la cita anual rusa del mundo de la empresa y los negocios, conocido con el sobrenombre de ‘Davos ruso’, constituye toda una declaración del Kremlin al mundo, que quiere dar a entender que está dejando atrás la pandemia. El presidente ruso ha aprovechado su intervención para anunciar la práctica culminación del gasoducto Nord Stream-2 y dar a conocer una serie de medidas para luchar contra el cambio climático y preservar en medio ambiente, como la emisión de “bonos verdes” y la ampliación de la superficie arbolada en la Federación Rusa.
