No cabe duda de que, a la hora de hablar de moda relacionada con el ámbito político, son las mujeres las que se enfrentan a un mayor escrutinio, por lo que al valorar el estilo de Pere Aragonès y de Janina Juli Pujol, es siempre ella la que ha de soportar el yugo de las críticas y las valoraciones vinculadas no a su profesionalidad, sino a su estética y los anquilosados códigos de estilo que todavía rodean a las mujeres vinculadas con el mundo de la política. El estilo de Janina Juli Pujol, la primera dama catalana, ha sorprendido a los expertos de moda con osadas apuestas que huyen de la convencionalidad y que parecen avanzar hacia una dirección completamente diferente a la que cualquier otra en su misma posición haya trazado hasta ahora.
Apareció en el Palau de la Generalitat enfundada en un llamativo traje morado de Bimani que hizo que los titulares se desataran. Se trataba de un dos piezas compuesto por una sorprendente chaqueta blazer estructurada en la que las protagonistas eran las mangas con volumen terminadas en puño con botón forrado, que combinaba con pantalones de la marca.
“Ese traje fue una apuesta muy atrevida, y la aplaudo totalmente. Tenemos que ser menos acomplejadas y no estar pendientes de los juicios de los otros. Ella quería llevar algo que fuera tendencia (las mangas abullonadas lo son) y quería apostar por el color malva para apoyar al movimiento feminista. Creo que era un outfit muy acertado para ese día. Con este traje marcó su personalidad y dejó claro que no va a ser lo que la sociedad le pide ser por ser la compañera del presidente: una mujer discreta y modesta relegada a un segundo plano. Es una manera de afirmar que ella también existe y que no solo es la compañera del presidente”, asegura la mediática asesora de imagen Marta Pontnou.
El peso de ser la primera dama
Como production & import manager de la marca de ropa interior catalana Promise, no cabe duda de que Janina siempre ha cuidado con esmero su imagen, por lo que no ha transformado su armario a causa del cargo de su pareja. Es una de las primeras damas que sin lugar a dudas son plenamente conscientes de la importancia que la moda tiene en el ámbito de la política, algo que comparte con Michelle Obama. “Me di cuenta de cómo me mostraba al mundo y tuve que darle un giro estratégico a la forma en la que presentaba mi imagen, porque tenía la capacidad de definirme durante toda la vida. La moda determina la forma en la que nos ven a las mujeres. No es justo, no es algo que esté bien, pero es así. Cuando la moda no solo es moda, consigues convertirla en tu herramienta en lugar de convertirte en su víctima. Puedo dar un discurso potente, pero la gente comentará qué vestido llevo. Esa es la razón por la que hemos de asumir que la gente va a prestar atención a mis zapatos y no solo poner la atención en mí y en mi ropa, sino en pensar de forma empoderada, apoyar a los jóvenes y fomentar la diversidad”, comentaba Michelle en el documental de Netflix ‘Becoming’.
“El concepto de ‘primera dama’ es muy antiguo. Simplemente es la compañera del presidente de vida, de trabajo y de familia. Es la persona que comparte la gestión de la familia y que le acompaña en este proyecto político. Ella tiene su trabajo y le acompaña en algunos actos como pareja del presidente, pero no en calidad de primera dama, sino para apoyar o para pasar más rato con su compañero. Su ropa es adecuada siempre para cada acto al que acude. A causa de su edad (tiene 32 años) no puede ser ni encorsetada ni muy clásica”, explica Marta Pontnou.
Shannon Adducci comenta en ‘Footwear News’ que “la apuesta por los power suits de Hillary Clinton, que se encontraba en una posición que hacía que sus looks fueran analizados de forma milimétrica, ayudó a hacer de los Clinton la pareja política del poder”. Sus palabras dejan clara la importancia de las primeras damas, que no son meras sombras. Sin embargo, no fue hasta la llegada de Michelle Obama que la industria de la moda prestó mayor atención a los looks de la primera dama, y fue entonces cuando las marcas se esforzaron más no solo para aparecer en la alfombra roja, sino en la Casa Blanca. Ahora ya es inconcebible pensar en que el armario de las primeras damas carezca de significado. De hecho, el que Melania Trump jamás pretendiera mandar mensajes con sus looks fue la causa por la que sus apuestas de estilo resultaron en tantas ocasiones poco adecuadas e incoherentes.
Un matrimonio con mucho estilo
Janina Juli sabe perfectamente qué siluetas y qué looks son los que le favorecen y conoce al dedillo el dress code de cada evento al que se enfrenta. Siempre intenta que la ropa que luce sea de marcas sostenibles que fabriquen bajo el criterio del comercio justo o que en la producción tengan a personas con riesgo de exclusión social. En su armario encontramos diseños de firmas como Mango, Sophie and Lucy, Bloom, Bimani y Uterqüe, y apuesta por accesorios de marcas como Moncollier, PdPaola, Del Cerro y Maje. “A una mujer siempre se le cuestiona su apariencia física. Siempre se nos juzga por nuestro aspecto y por el vestuario, en cambio con los hombres pasa menos. Se valora su discurso, y ya después, la corbata”, comenta Marta Pontnou, que se encarga de dar forma a los looks de Pere Aragonès.
“Siempre tengo la agenda de los eventos y los trajes de mis clientes tienen que ser planeados como un discurso. Lo primero que hago con un cliente es pedirle que me diga lo que tiene en el armario. Mi trabajo es respetar su estilo, pero pulirlo. Siempre hay un estilo. Él, cuando me conoció, ya lo estaba haciendo bien. Sabe muy bien la posición que ocupa, lo que representa, es muy respetuoso. Sabe que estoy allí para ayudarlo”, explicaba en una entrevista a ‘The New Barcelona Post’.
No cabe duda de que el estilo del presidente de Cataluña es más clásico que el de su mujer. A la hora de dar forma a su armario, confía en una empresa catalana para apostar por la sastrería a medida para sus trajes, que son siempre azules y que combina con camisas blancas. No es una figura que arriesgue, como queda claro al echar un vistazo a sus discretas corbatas, pero acierta siempre con su atuendo, que está perfectamente pensado para cada ocasión y que denota que es plenamente consciente del papel que la ropa desempeña en sus actos. Aunque no arriesga, la funcionalidad de sus looks jamás decepciona, y cuando se decanta por outfits más informales, apuesta por piezas de Mango.
De lo que no cabe duda es de que Janina Juli ha marcado un antes y un después en el dress code ligado a las primeras damas, para marcar un nuevo rumbo en el que sus looks no tengan que pasar desapercibidos, pues ya no es el momento de estar a la sombra, sino de brillar con luz propia. Si alguien considera que apostar por un blazer de manga abullonada no es oportuno para una primera dama, o si hay quien cree que las famosas medias de rejilla de Jill Biden no son óptimas, el problema no es ni de Janina, ni de Jill, ni de nadie más que de quien piense que ser la mujer de un presidente exige llevar dos piezas pastel y box hats en pleno 2021. Lo sentimos por las fans de Jackie Kennedy, pero ya tocaba actualizarse… ¿O no?
