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Se trata del tercer motín carcelario de este año. En los anteriores fallecieron un total de 101 internos.
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Las situaciones de hacinamiento y las reyertas entre bandas provocan una crisis del sistema penitenciario
Ecuador se estremece por los efectos del motín en una prisión que ha provocado 116 muertos y 80 heridos. Los incidentes en la antigua Penitenciaría del Litoral, en Guayaquil, representan un desafío a la política carcelaria del presidente Guillermo Lasso quien, durante su campaña electoral, prometió resolver un problema que había desbordado a su antecesor, Lenin Moreno y que empieza a comprometer al actual Gobierno de derechas. Lasso decretó el estado de emergencia de las prisiones de todo el país. Las informaciones provenientes de la región costera provocan estupefacción: se habla de internos decapitados, cadáveres con impactos de bala y granadas y otras escenas de violencia propias de una película de terror. De hecho, algunas de las imágenes de lo que ha ocurrido circularon en las redes sociales y llegaron a los ojos de los familiares de los presos.
El Gobierno, la Policía Nacional, y la gobernación de la región de Gobernación del Guayas, comenzaron a coordinar acciones para recuperar por completo el control de la prisión y, a la vez, evitar que los incidentes se propaguen en otras unidades del país.
La situación en las cárceles ya era motivo de preocupación de parte del Ejecutivo. En julio pasado se registraron 22 muertos en la Penitenciaría del Litoral y en la cárcel de Latacunga, a 102 kilómetros de Quito. En febrero, en tanto, habían fallecido 79 personas durante una serie de episodios en cuatro instituciones penales.
Las informaciones que llegaron de Guayaquil obligaron al presidente a tomar la palabra. “Es lamentable que las cárceles se las pretenda convertir en un territorio de disputa del poder por parte de bandas delincuenciales”, dijo el mandatario durante su alocución. “El Estado va a actuar, debemos actuar”, añadió en relación a las medidas de excepción. A partir de su vigencia, Lasso puede movilizar a las Fuerzas Armadas para que refuercen la seguridad en las unidades penales como en sus alrededores. Se prohíben las reuniones en los centros carcelarios y sus inmediaciones. A la vez, los militares podrán controlar todo tipo de comunicaciones.
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Problemas de vieja data
La situación en las cárceles ecuatorianas se ha convertido en un polvorín por una combinación de razones, entre ellas el hacinamiento y los enfrentamientos entre bandas que usan cuchillos y pistolas como si estuvieran al aire libre. Las reyertas entre facciones están a la orden del día. La seguridad en las 48 prisiones es exigua. Unos 1500 agentes del Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de Libertad y Adolescentes Infractores (SNAI) deben controlar a 40.000 internos.
Bolívar Garzón es la flamante autoridad del SNAI. Asumió su cargo el 28 de setiembre cuando la muerte ya había comenzado a rondar en la prisión de Guayaquil- Bolívar Garzón, director del SNAI, aseguró en declaraciones a la cadena FM Mundo: “Es una tragedia, algo tremendo lo que está pasando, esta pelea entre grupos delincuenciales organizados que en la búsqueda del poder interno llegan a estos niveles. Estamos entrando a los pabellones del conflicto y descubriendo más cadáveres“.
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El año pasado, la Corte Constitucional consideró que el desastre en las cárceles de ecuatorianas es de vieja data y “producto de las fallas estructurales que presenta el Sistema Nacional de Rehabilitación Social”. De acuerdo con el diario El Universo, de Guayaquil, aquella observación se refería a los últimos dos años del gobierno de Moreno, cuyo Gobierno “perdió tiempo y oportunidad de cambios”. El banquero Lasso, quien asumió el pasado 24 de mayo, prometió invertir unos 70 millones de dólares para mejorar los déficits señalados.
Desde su exilio belga, el ex presidente Rafael Correa no la oportunidad de descargar la responsabilidad de la crisis carcelaria en Moreno, bajo cuya gestión se eliminó el ministerio de Justicia y Derechos Humanos y se destruyó la escuela de agentes penitenciarios-