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Muere la fotógrafa para la que Naomi posó en una bañera: Roxanne Lowit

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Resulta llamativo el que Roxanne Lowit no sea un nombre tan reconocido dentro del mundo de la fotografía como sí lo han sido los de sus compañeros masculinos. Sus imágenes desde las entrañas de las fiestas más glamurosas hicieron de Lowit la ‘insider’ de un mundo tan exclusivo, por lo que podríamos hablar de ella como la Derek Blasberg de las fotografías, en el sentido de que figuras como Naomi Campbell nunca la vieron como una intrusa, sino como una aliada de las fiestas. Al fin y al cabo, una de sus imágenes más icónicas es la que muestra a Christy Turlington, Linda Evangelista y la propia Naomi bebiendo champán en una bañera en la suite Windsor del parisino hotel Ritz tras un desfile de alta costura de Versace en 1990.

Imagen del libro YSL Collector’s Edition Book Box.

Las celebridades confiaban en ella porque su metodología no consistía en capturarlas por sorpresa, y por eso quienes salían en sus fotografías sabían que iban a estar favorecidos. Sus imágenes, dijo Tom Ford, “eran cándidas, rara vez posadas. Conseguía trabajar sin resultar nunca intrusiva”. Quienes la conocían alababan que su cultura quedaba reflejada en sus imágenes, que contaban mucho más de lo que a primera vista se veía y que por ello sirven como un archivo de la sociedad más exclusiva.

Antes de que Instagram nos permitiera ver lo que ocurre en las vidas de las celebridades y del mundo de la moda, Roxanne funcionaba como nuestra particular enviada especial. En más de una ocasión se ha comparado su trabajo con el del fotógrafo de ‘The New York Times’ Bill Cunningham, pero las grandes diferencias son que Bill se fijaba en las prendas y en la moda, mientras que Lowit quería capturar escenas. Para ello se adentraba en la noche, mientras que Cunningham hizo del streetstyle su foco.

Imagen del backstage tomada por Roxanne Lowit.

Consiguió convertirse en la preferida de los diseñadores pese a que a ella le interesaban más las personas que sus looks, y por ello fue la reina del backstage durante muchos años. Uno de sus mayores aliados fue Marc Jacobs, que de hecho se puso en contacto con ella para pedirle que inmortalizara su boda con Char Defrancesco. Desafortunadamente, en 2002 Lowit fue diagnosticada con párkinson, y 13 años después comenzó a desarrollar sus síntomas, por lo que cuando el diseñador le hizo la petición, se mostró emocionada y honrada, pero tuvo que rechazarla. “No estoy en condiciones para hacer fotos. No puedo”, explica Jacobs, que confiesa que fue entonces cuando se dio cuenta de cuán delicado era su estado.

Pamela Anderson y David LaChapelle. (Roxanne Lewit)

Se dice que fue el ilustrador Antonio Lopez, con quien estudió en el neoyorquino FIT, quien le regaló su cámara 110 Instamatic, que comenzó a emplear para inmortalizar sus propios diseños para poder crear y que terminó por llevar siempre con ella hasta convertirla en su compañera de vida. Contratada para cubrir la Semana de la Moda de París, su amiga Jerry Hall la coló en el backstage de los desfiles y terminó protagonizando una de esas historias que se repiten siempre en el mundo de la moda: la de que terminó en lo alto de la Torre Eiffel con Andy Warhol e Yves Saint Laurent en su primer viaje a la ciudad.

Linda Evangelista, Naomi Campbell y Christy Turlington. (Roxanne Lewit)

A su regreso a la Gran Manzana, hizo de la fotografía su único trabajo y su verdadera pasión, esa que ha permanecido con ella hasta los 80 años, edad a la que ha fallecido uno de esos iconos que ya forman parte de la historia de la moda.

Resulta llamativo el que Roxanne Lowit no sea un nombre tan reconocido dentro del mundo de la fotografía como sí lo han sido los de sus compañeros masculinos. Sus imágenes desde las entrañas de las fiestas más glamurosas hicieron de Lowit la ‘insider’ de un mundo tan exclusivo, por lo que podríamos hablar de ella como la Derek Blasberg de las fotografías, en el sentido de que figuras como Naomi Campbell nunca la vieron como una intrusa, sino como una aliada de las fiestas. Al fin y al cabo, una de sus imágenes más icónicas es la que muestra a Christy Turlington, Linda Evangelista y la propia Naomi bebiendo champán en una bañera en la suite Windsor del parisino hotel Ritz tras un desfile de alta costura de Versace en 1990.

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