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Monumental enciclopedia del rock chileno revisa este género de Los Ramblers a Camila Moreno

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Una verdadera obra monumental es “200 Discos de Rock Chileno: una historia del vinilo al streaming” (Editorial Ocho Libros), que será lanzado este viernes de forma online.

El libro, de 445 páginas, cuenta la historia del rock chileno a través de sus discos y abarca el periodo 1962-2012, mediante el formato de reseñas de cada obra. Una investigación detallada con una atractiva propuesta gráfica, con prólogo realizado por Sergio “Pirincho” Cárcamo, importante personaje de radio que ha atravesado las cinco primeras décadas del rock chileno.

Sus autores son Gabriel Chacón, periodista y magíster en comunicación; Felipe Godoy, sociólogo y magíster en políticas públicas; Cristofer Rodríguez, historiador y magíster en historia de Chile; y César Tudela, periodista y editor de Rockaxis.

De los Rablers a Camila Moreno

El libro abarca desde el icónico rock and roll de Los Ramblers hasta la propuesta experimental de Camila Moreno. Con una mirada multidisciplinaria, la obra se sumerge en la producción discográfica del rock chileno, abarcando tanto sus álbumes más emblemáticos, como aquellos ubicados en los bordes del estilo.

Está dividido por épocas: “Los 60: sólo para jóvenes”; “Los 70: el alma llena de banderas”; “Los 80: seremos fuerza, seremos cambio”; “Los 90: somos tontos, no pesados”, y “Los 2000: canción para mañana” y “Los 10: comenzará de nuevo”.

De esta manera no sólo están presentes álbumes históricos como “Alturas de Machu-Picchu” de Los Jaivas, “La voz de los 80” de Los Prisioneros o “La espada & la pared” de Los Tres, sino que también discos que han enriquecido el relato del rock chileno como “Y volveré” de Los Ángeles Negros, “Sueños en tránsito” de Nicole y “Bailar y llorar” de Teleradio Donoso.

Crédito: Loreto Valenzuela

Reseñas exclusivas

La obra asigna a cada uno de los 200 discos un espacio individual en el cual el relato es construido a partir de su contexto, de anécdotas, de información técnica e, incluso, a través de la voz de sus mismos protagonistas, ya sea rescatando frases históricas o testimonios exclusivos para esta obra.

De esta manera, aparecen relatos de los comunicadores Pablo Aguilera, Miguel Davagnino, Lucho Hernández, Emiliano Aguayo, Mauricio Jürgensen y Alfredo Lewin, el productor Mario Breuer, los escritores David Ponce, Marisol García y Fabio Salas, el historiador César Albornoz y la dueña de La Tienda Nacional Gabriela Retamal. Un aporte significativo es el prólogo realizado por Sergio “Pirincho” Cárcamo, importante personaje de radio que ha atravesado las cinco primeras décadas del rock chileno.

El libro el primero que pone su foco central en la producción discográfica de los artistas, otorgándoles relevancia y relato a partir de ese espacio. Según los autores, no solo el contenido de un disco importa, sino que también su soporte, sea este vinilo, casete, CD o un archivo digital.

Crédito: Loreto Valenzuela

Tres años de trabajo

Chacón cuenta que el proyecto tomó más de tres años en su realización, entre investigación, escritura y edición.

“Fue un periodo de largas discusiones y toma de decisiones que atesoramos enormemente. El proyecto tuvo una prehistoria a mediados del 2016 cuando César y Felipe -dos de los autores del libro- organizaron un ranking de discos de rock chileno para el sitio Nación Rock, un ejercicio poco realizado en Chile. En ese ejercicio participamos los cuatro autores y otros colaboradores de ese sitio. Y nos encantó el resultado, tanto que en diciembre del 2016 los cuatro autores tomamos la decisión de comenzar a trabajar en este ambicioso proyecto”, cuenta.

“Si bien al principio no teníamos tan clara la metodología, sí teníamos muy claro las proyección que podía tener un libro con estas características. En Chile, nunca se había editado un libro que centrara su enfoque en los discos de rock chileno. Creo que desde el principio quisimos que fuese un libro que tuviese todo el mundo, que se pudiese consultar en escuelas, universidades, bibliotecas públicas y librerías en todo el país”.

Por otro lado, también quisieron que fuese un libro que se leyera tanto de manera consultiva, de apreciación y acercamiento al rock chileno, pero también fuese un aporte a la academia, que fuese un instrumento para investigadores de rock chileno.

“Nosotros mismos hemos estado cientos de veces investigando sobre rock chileno y encontrándonos constantemente con escasa -pero muy buena- referencia bibliográfica. Por eso quisimos hacer un libro que realmente aportara a la investigación y a la valoración del rock chileno”.

Crédito: Loreto Valenzuela

El periodo 1962-2012

Una de las cosas que llama la atención del libro es el periodo elegido para contar la historia del rock chileno, 1962-2012.

Tudela cuenta que como el objeto de estudio del libro eran los discos larga duración, la investigación los llevó a encontrar “ese primer LP, ya que desde la llegada del rock ‘n roll a Chile sabíamos que desde fines de los 50 ya se habían publicado los primeros singles del estilo, con Nadia Milton y Peter Rock como precursores”.

“Así fue como llegamos al debut de The Ramblers y su disco homónimo editado por el sello Damon, en 1962, luego del batatazo del single ‘Rock del Mundial’. Es por este hito que nuestro libro parte acá”.

Sobre el año de corte, agrega, hay dos razones: la primera, les parecía bien que este primer ejercicio de contar una historia del rock chileno a través de los discos abarcara 50 años; y segundo, más allá de la pretensión de abarcar cinco décadas, les parecía prudente terminar en la década del 10 para tener una distancia más o menos prudente con la investigación, y mirar el fenómeno con la lejanía suficiente para entregar ciertas tesis sobre los cambios del rock chileno en el tiempo, que es lo que hacen en cada introducción por décadas.

“Al momento de iniciar esta aventura, teníamos una distancia de cinco años con el 2012, lo que ya nos parecía poco. Ahora se ve que son casi diez años y, de hecho, como anécdota, en el transcurso de los años aparecieron discos muy buenos que soñamos con incorporar en una reedición”.

Crédito: Loreto Valenzuela

Reparto de reseñas

En cuanto al reparto de las reseñas, Tudela recuerda que si bien es cierto una vez que definieron la selección final de discos -algo que se terminó de cerrar a último momento antes de mandar el manuscrito final a la editorial- se repartieron equitativamente la tarea de escritura, y la edición de cada uno de los textos del libro pasó por las cuatro manos, y no una sola vez.

“Fue un proceso intenso de hacer y rehacer textos, hasta que los cuatro quedamos conformes. Y gracias a esa metodología de trabajo, creo que finalmente logramos un tono uniforme en todo el libro”.

Entre medio, también hubo muchas juntas, como un fin de semana en Isla Negra que sirvió como lluvia de ideas para preparar las introducciones y uso constante de herramientas online para conversar y debatir todas las ideas.

“Los cuatro nos hicimos muy amigos y cada uno aprendió la mirada y forma de trabajar del otro -ya que venimos de mundos distintos: Felipe de la sociología, Cristofer de la historia, y Gabriel y yo del periodismo- en el camino, así que ya los últimos textos se dieron más fácil porque todo fluía, como una banda que ya lleva harto ensayo en el cuerpo. Por esa razón es que ningún texto parece firmado, salvo el prólogo realizado por ‘Pirincho’ Cárcamo, y la introducción general, la que firmamos como ‘Club del Mueble’, que es nuestra chapa literaria”.

Hitos

Y si bien es cierto que cada época tuvo sus hitos, a Rodríguez le cuesta identificarlos.

“La historia del rock chileno no ha sido lineal, más bien se ha desarrollado como una suma de capas superpuestas, entonces hay varios hitos y artistas importantes según donde nos paremos. Evidentemente hay hitos de alcance nacional, como en los 60 fenómenos como ‘El rock del mundial’ de Los Ramblers o el éxito de Cecilia”, cuenta.

Sin embargo, añade, en la misma década hay hitos que fueron relevantes en escalas más pequeñas, pero que pese a eso aún resuenan y encarnan un significado cultural y contextual bien poderoso, como el disco Kaleidoscope Men de Los Mac’s con el primer hit de rock psicodélico sonando en las radios (“La muerte de mi hermano”), Los Beat 4 cantando en español letras alusivas al uso de drogas, Los Jockers tomándose una foto en medio del tráfico en La Alameda o Los Vidrios Quebrados tocando en la toma de la Universidad Católica en 1967, hitos de la contracultura juvenil y rockera.

“Cada década tiene esta forma de ser abordada, con hitos de alcance muy transversal -Los Jaivas de ‘Todos juntos’ o ‘Alturas de Machu Picchu’, o Los Prisioneros llenando el Estadio Chile el 86-, así como momentos claves de la subterraneidad, como la fundación de sellos como Quemasucabeza y Algo Records, las grabaciones de Pánico en Francia el 2005 o el advenimiento de lo digital con la última generación, más desprejuiciada en lo estético, lo político, abordando temáticas de género, migración, medioambiente, etc”.

Capas superpuestas

Para Chacón, la historia del rock chileno es una suma de capas superpuestas, pero se pueden reconocer ciertos hitos dentro del rock chileno que ayudan a entender los diversos contextos.

En los 60, él destaca la figura rebelde de Cecilia o el hito cuando Víctor Jara graba con los Blops “El Derecho de Vivir en Paz”.

“Hoy no nos parece nada de raro, pero en esa época eran dos mundos tan distintos que conversaban por primera vez de manera masiva: el influjo folclórico de Jara y el rock eléctrico de los Blops; lo chileno con lo extranjero; el folclore tradicional con los chascones hippientos”.

En los 70, separa la década por el golpe militar: previo a 1973 destaca el “Volumen 2” de Aguaturbia, el cual resume gran parte del rock de la década: psicodelia, potencia, rabia y un liderazgo a cargo del maestro Carlos Corales y el carisma de Denise, y en los 80, sin duda “La Voz de los 80” de Los Prisioneros marca todo el rock chileno de la década.

“Además de imponer la pauta y anunciar una nueva era en plena dictadura, es un disco que presenta a un grupo de irrespetuosos, que no vienen de la élite y que logran conectar de inmediato con la juventud”.

En los 90, Chacón destaca la tríada de Los Tres-La Ley y Chancho en Piedra.

“Por un lado, Los Tres nos muestran que la conexión del rock chileno con la música nacional no pasa necesariamente por el folclore, sino que también echan mano a la nostalgia del bolero, del foxtrot y aún así lo hacen actual. Después, el ‘Invisible’ de La Ley presenta el mayor ejemplo de rock chileno de exportación que tendrá la década: desde el rock de estadio hasta el sofisticado pop oscuro, herencia europea de los ochenta. Y, por último, el ‘Rindanse Terrícolas’ de Chancho en Piedra nos presenta a una banda generalmente ignorada del reconocimiento público y académico, pero que con ese disco conecta con miles de jóvenes en todo el país, formando una enorme hermandad a través de canciones incómodamente directas y cotidianas”.

En los 2000, en sus palabras, el rock independiente se convierte en la norma y en este sentido, Weichafe con el disco rojo no hacen más que confirmarlo. Para él, hacia la última década revisada en el libro, no hay duda que el “Comenzará de nuevo” de Como Asesinar a Felipes es el que representa mejor el espíritu de la era del streaming.

“Mientras en los 60 el rock se reconoció por sus guitarras, en este disco hay una completa ausencia de ellas. ¿Qué se entiende entonces por rock si ya no hay guitarras? Es la invitación que nos hace ese disco”, propone.

Rock en vez de música popular

Que el libro además se haya centrado en el rock, en vez de la música popular chilena, tampoco es casual.

“Ciertamente, no podemos desconocer que la motivación inicial por el rock es porque nos gusta”, dice Godoy. “Sin embargo, rápidamente nos fuimos dando cuenta de que la era dorada del rock -entre mediados de los 60 y mediados de los 70- coincide con la era dorada del álbum, el LP”.

“Por ende, hay una relación muy íntima entre rock y disco, cosa que no ocurre con otros estilos como el pop, que se sostiene en el single, o el folklore, que existe de antes que la música comenzara a grabarse de forma masiva y sistemática. El rock es el estilo cuya historia, por excelencia, puede ser contada a través de sus discos”, remata.

Para Rodríguez, hay un gusto personal en los cuatro que es innegable, “por eso el libro surge de un fundamento emotivo: el rock chileno es algo que amamos”.

“Pero cuando empezamos a trabajar también nos dimos cuenta que ciertas verdades que nosotros habíamos asumido más o menos de forma intuitiva, como esta idea de que el rock chileno es una manifestación histórica importante y parte de nuestra identidad, se fue robusteciendo”.

“No es una característica exclusiva del rock”, agrega. “La cumbia también tiene valor histórico, igual que el pop o el folclor, estilos que ciertamente nos encantan, pero miramos que había ciertas particularidades en el rock que eran dignas de mirar, en su sonido, en su expresión, en su historia siempre tan adversa, resiliente. Una de esas características era su relación íntima con el formato disco, por eso una de nuestras conclusiones más importantes es que el disco de rock en Chile es un objeto con valor patrimonial y quisimos relevar esa idea en esta investigación”.

El rock chileno de hoy

Finalmente, ¿cómo ven actualmente el rock chileno, tomando en cuenta la trayectoria reseñada?

“Personalmente veo que goza de excelente salud”, responde Godoy. “Luego de la crisis de la industria multinacional a fines de los 90, al rock chileno le tomó un tiempo adaptarse y delinear una nueva industria, sostenida principalmente en los sellos independientes, el internet y, hoy en día, el streaming”.

“Así, en la década que recién terminó, artistas como Como Asesinar a Felipes, Camila Moreno, Kuervos del Sur o Alectrofobia, sacaron discos tremendamente diversos y de factura internacional, en gran parte gracias a sus propios medios y empuje. Este año aparecieron excelentes discos de esos mismos artistas y otros como Frank’s White Canvas y Vuelveteloca”.

Por eso, aunque el libro se acaba de poner a la venta, Chacón ya sueña con una nueva edición que contemple la siguiente década.

“A todas las bandas mencionadas por Felipe, sumo los grandes cambios que ha tenido el rock chileno en cuanto a sellos, distribuidores, canales… El rock chileno está muy activo en la actualidad. Los cuatro tenemos un grupo de WhatsApp y comentamos con muchas ganas los nuevos lanzamientos que aparecen cada viernes. ¡Tendremos un enorme trabajo cuando queramos reseñar esta nueva década!”, concluye.

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