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Matorral y un regreso con guiños al soul: “Sentimos que se puede llegar a otros territorios”

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Ocurrió tras una presentación en el Aula Magna de la USACH. Era la tarde del 23 de noviembre de 2017, cuando Matorral cerró la promoción de su celebrado álbum Gabriel (2015). Un disco arriesgado y ecléctico, que el grupo llevaba al directo apoyado con máquinas de ritmos, teclados y hasta la trompeta que tocaba el guitarrista Felipe Cadenasso.

Pero una vez que el telón cerró, algo se abrió en la interna del cuarteto que completan Gonzalo Planet (bajo), Antonio del Favero (guitarra, teclados) y el baterista Ítalo Arauz.

En Matorral, un grupo de músicos tan talentosos como inquietos, se despertó la necesidad de probar nuevas ideas. “Hablaba con Felipe y sentíamos que había llegado un punto en que este ánimo que tenían los discos y los shows, alcanzó un punto de que era suficiente, y teníamos que inyectarle algo distinto a lo que venía”, cuenta el guitarrista y productor Antonio del Favero, vía Zoom con Culto.

Por su lado, el histórico bajista Gonzalo Planet, pone el cambio en perspectiva. “Yo siento que todos los discos de Matorral tienen una esencia de la banda, los del principio son muy distintos al disco Gabriel, pero hay algo que se mantiene. Es un poco difícil de verbalizar, pero tiene que ver con la esencia de Felipe, porque son sus composiciones -explica-. Sentirla en este trabajo fue fantástico. Es sentir de una forma muy concreta que uno puede llegar a otros territorios”.

Desde entonces, Cadenasso, el habitual compositor del grupo, comenzó a trabajar en una pieza que de alguna forma le permitiera a la banda avanzar hacia otro territorio. Metódico y obsesivo por la creación, el músico suele grabar fragmentos de ideas a los que vuelve de cuando en cuando para desarrollarlos como canción.

Matorral por Pablo Fuentes. De izquierda a derecha: Antonio del Favero, Felipe Cadenasso, Gonzalo Planet e Ítalo Arauz.

Al indagar en este archivo personal de acordes y letras (Pink Floyd, que hacía algo similar en sus primeros años, a eso le llamaba The rubbish library), dio con una base que tras un tiempo de trabajo con el resto de la banda, derivó en la composición titulada “Cada cual”. Este tema marca el regreso del cuarteto tras seis años sin publicar material, y adelanta su inminente nuevo álbum.

“Era una secuencia de acordes que tenía en cassette, dentro de todo ese material que uno va acumulando y revisando por ahí -cuenta Cadenasso-. Sentí que era el momento para trabajarla, porque podría llevarnos hacia otro lugar, un territorio un poquito más nuevo”.

No exagera. La composición, de poco menos de tres minutos, presenta un tempo más acelerado que el material de Gabriel y mueve al grupo hacia un clima más urgente. Una idea, que precisamente, fue tomada a partir del interés por explorar otros sonidos alejados de los que se asocian al grupo.

La pista básica de ritmo sobre la que se construyó el tema, es un sampler sacado de otra canción; un sistema de trabajo más parecido al que desarrollan los productores de hip hop, que el de una banda de rock. “Salió de un hit”, bromea Cadenasso. En concreto, lo tomó desde el sencillo “Move on up” (1970), de Curtis Mayfield. “He probado otras cosas nuevas para nosotros, usar samplers, incorporar elementos de la música negra estadounidense, del jazz, del soul”, cuenta.

¿Otros discos que escuchó en este tiempo? la lista de Cadenasso va y viene entre épocas y referencias: “He tenido una fascinación con este tipo de música, que disfruto mucho; Darondo, Sly and the Family Stone, cosas noventeras como Digable Planets, algunas bandas blancas que hacían soul, etc”.

Con el desafío de contar con nueva música en sus manos, el grupo se propuso -como los Beatles en el proyecto Get Back- la idea de ensayar las canciones y grabarlas tocando como conjunto, a diferencia de lo que hicieron en el álbum Gabriel.

“En ese disco fue la primera vez que hicimos un cortar y pegar -explica Gonzalo Planet-. Había canciones que ni siquiera estaban terminadas al momento de grabar, eran algunas ideas que Felipe y Antonio en la fase de producción iban construyendo”.

Y en eso estaban cuando llegó la pandemia. “Fue el golpe de gracia para no poder juntarse -detalla el también periodista e investigador-. Al final, nos juntamos por partes; en las redes sociales hay algunas fotografías en las que aparecemos con mascarilla en el estudio. Entonces hay un trabajo muy grande, particularmente de Felipe y Antonio, en la construcción de estos climas, estos ambientes”.

Poco a poco, el grupo trabajó con maquetas grabadas previamente. Luego, se reunieron por separado para registrar sus partes en el estudio Andes Empire, en la comuna de Providencia, el habitual centro de operaciones de Cadenasso y Del Favero, quienes, como en Gabriel, se repitieron en la tarea de productores.

“Dejamos de vernos por ene tiempo, yo me vine a Curacavi -cuenta el baterista Ítalo Arauz-. Y volver a vernos fue espectacular; teníamos maquetas de estas canciones, sabíamos más o menos adonde teníamos que ir. Hubo que volver a aprenderlas e ir a grabar”.

En el caso de Planet, la decisión de explorar un nuevo sonido repercutió en que debió cambiar su ligero bajo Höfner -el famoso modelo que usa Paul McCartney-, por un pesado Fender Jazz Bass. “En Matorral, siempre trabajamos mucho con la improvisación, había cierta libertad, pero aquí los productores fueron implacables; esas son las líneas, se tocan así y con este bajo -cuenta-. Y está muy bien porque a uno lo sacan de la zona de confort”.

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De esa manera el grupo ha trabajado su nuevo álbum, el sexto de una carrera que con cambios de formación ya se acerca a los 20 años. Y pese a que aún no está terminado, aclaran que ya está avanzado. “Lo que he ido escuchando me deja con la boca abierta -cuenta Planet-. De hecho, yo pensaba que el primer single iba a ser otro”.

Los músicos cuentan que la decisión de elegir a “Cada cual” como primer single, pasó por marcar de forma inequívoca el nuevo rumbo de la banda. “Sentía que había que volver con una canción en que el quiebre fuera sumamente nítido -explica Antonio del Favero-. Y pensaba que esta canción, por cómo se trataban los elementos, era perfecta para eso”.

La idea de marcar un cambio en la propuesta estética de Matorral, también se llevó hasta el exterior. La banda eligió una locación en la zona de Huechún, entre Lampa y Tiltil, para tomarse fotografías y rodar el clip promocional de “Cada cual”, a cargo de Studio AFJA.

“A raíz de la música y todo lo que nos generaba, la canción tiene algo como afiebrado una suerte como de intriga -detalla Felipe Cadenasso-. Entonces nos imaginábamos un lugar en que pudiésemos estar como afiebrados; la idea era escoger algo con mucho sol, mucho amarillo, colores cálidos, que de alguna forma nos remiten a los tambores”.

El rodaje se realizó en pleno período de restricciones sanitarias, por lo que hubo que preparar una logística de acuerdo al Protocolo de manejo y prevención ante el Covid-19 para grabaciones y lugares análogos, aprobado en septiembre de 2020 por los ministerios de Salud y Culturas, artes y del patrimonio.

Matorral. Foto por Pablo Fuentes

“La gente que filma tiene un permiso especial para trabajar en terreno, estábamos bajo ese paraguas -recuerda Cadenasso-. Incluso pensamos en filmar otras cosas para el video, pero desistimos porque ya era más difícil involucrar a otras persona para que actuaran, fuimos prácticos”.

“Fuimos en dos autos separados con el equipo de producción, ventanas abajo, mascarillas y afortunadamente todas las locaciones eran lugares abiertos, y muy ventosos. Además estaba cada uno con su vaso y todo ese tipo de cosas”, detalla Antonio del Favero.

Pese a que el proceso parece intrincado, el grupo detalla que no hubo mayores problemas. “Quedé impresionado con las pocas personas que nos topamos en el lugar -cuenta ítalo Arauz-. Se acercó un señor a caballo, yo pensé que venía con una escopeta a echarnos, pero solo nos preguntó en qué estábamos. Fue súper buena onda”.

El tiempo sin publicar música inédita en absoluto fue ocioso para los músicos de Matorral; Cadenasso y Del Favero trabajaron como productores para otros proyectos, incursionaron en música para cine (el caso del documental Cantalao, de Diego del Pozo) y lanzaron discos en solitario; mientras, Arauz trabajó con otros artistas (Círculo Polar, Experimento secreto, entre otros) y Planet, en su faceta de investigador musical, publicó libros sobre Sol y Lluvia, Los Vidrios Quebrados y en la actualidad conduce el programa radial Desenredando las cintas, que rescata historias olvidadas de la música chilena.

A su vez, durante ese período, el álbum Gabriel consiguió buenas críticas (Culto lo incluyó entre los 30 mejores discos de la década pasada), y fue reconocido con el premio Pulsar como Mejor Álbum Rock en 2016. Pero la banda asegura que en modo alguno aquel éxito fue una presión de cara a la composición del nuevo material.

“Uno se gana un premio y es un momento bastante agradable, no se puede negar -comenta Gonzalo Planet-. Incluso, cuando Gabriel ganó ese premio a nosotros nos sorprendió mucho, no porque no pensáramos que el disco era bueno; pensamos ‘alguien se dio cuenta’. Entonces, somos bastante desapegados a ese tipo de formalidades que tiene la industria, y no nos engañemos, estamos en la industria de Chile, bastante más pequeña”.

Matorral recibe el premio Pulsar 2016 a Mejor artista rock por el álbum Gabriel

Para Antonio del Favero, la exigencia discurre por otro rumbo. “La presión es interna. La graficaría en el sentido que la mayor presión es reinventarnos y que aun así nos guste lo que estamos haciendo. Esa combinación es la que nos pone presión, entrar a un terreno desconocido, y nos siga emocionando, nos enganche y nos sintamos interpretados por lo que está sucediendo”.

Además, el grupo es consciente que esta nueva canción y su propuesta es diferente a las tendencias dominantes en las industria, con el auge del pop latino y el género urbano. Cuando se les pregunta cuál es el aporte de “Cada cual” en ese sentido, se toman un momento. Guardan silencio y a continuación, Del Favero toma la palabra.

“El trap y el pop latino tienen características súper marcadas. Ese lenguaje lo que me transmite es una música sumamente intervenida, algo extremadamente diseñado, por supuesto que también nosotros tenemos algo de eso en nuestra música, pero llega un punto en que empieza a ser indistinguible un proyecto de otro en ese mundo”, argumenta.

“Entonces ‘Cada cual’ yo siento que es como volver a escuchar a personas tocando instrumentos -agrega-. Hay un montón de música que no está en el mainstream que es sumamente orgánica en términos de sonoridad; en esta época en que hay tal cantidad de música que remite a lo mismo en términos estéticos, sí creo que hay algo refrescante en el sonido de ‘Cada cual’ y esperamos, en el del disco”.

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