Si hablas con tus mayores de los cuidados en barra, seguramente te recuerden que la pastilla de jabón, esa heroína de 2020, existe desde que les alcanza la memoria. Cierto. Pero en los últimos tiempos, sus principios de formulación y su respeto hacia el medioambiente las han convertido en un ejemplo a seguir dentro de la cosmética.
Los champús fueron pioneros en evolucionar hacia este formato y volver a ponerlo en el epicentro de la tendencia. Una vez resuelto el misterio de su manual de uso, son muchas las referencias que han decidido saltar a su versión sólida. Por ejemplo, Mo Constantine, cofundadora de Lush e inventora de sus productos, creó su primer limpiador capilar sólido en 1987 y hoy el 65% de las referencias de la firma vienen sin envase. Acondicionadores, geles de baño, dentífricos…. Te descubrimos los motivos que les han llevado a esta mutación.
Respetan el medioambiente
¿Sabías que los expertos aseguran que en 2050 habrá más plástico que peces en el océano? Con la misión de minimizar su impacto medioambiental, la primera característica de la mayoría de los cosméticos sólidos es que carecen de un “packaging convencional, normalmente de plástico. En su lugar se utilizan alternativas más sostenibles como, por ejemplo, envoltorios de papel reciclado”, apunta Mª Eugenia Clavería Gabarre, ‘product manager’ de Vera & The Birds.
Y esto no es solo una moda. El exceso de plástico generado en las últimas décadas (un material que tarda casi 500 años en destruirse) ha provocado un cambio en la mentalidad, donde los clientes quieren poner su granito de arena y esperan que las firmas de belleza estén a la altura.
Su formulación carece de agua
Te puede parecer un nimiedad, pero es una de sus grandes ventajas. Las bacterias necesitan una serie de condiciones (entre ellas la presencia de agua) para proliferar. Desde la firma británica afirman que cuando no tienen, no requieren de conservantes sintéticos. Así, para saber si un producto es ‘autoconservante innato‘, debes fijarte en que no lleve envasado.
Otro de sus beneficios es que suelen presentarse cargados de ingredientes naturales del alta calidad y de aceites esenciales. El resultado es que utilizarlos suele ser una experiencia muy placentera y, al estar concentrados, te duran más tiempo.
Manual de uso
Sus instrucciones son más sencillas de lo que imaginas. Desde Lush diferencian entre los productos capilares y los que se utilizan sobre la piel. Los primeros puedes frotarlos entre las manos para crear espuma o trabajar directamente en el pelo, antes de masajear tanto el cabello como el cuero cabelludo y, por último, enjuagar. Para las referencias faciales o corporales, basta con aplicar el producto sobre la piel (preferiblemente seca) hasta que se caliente y lo puedas extender con gestos suaves.
Respecto al mantenimiento, el consejo general es dejar que se sequen perfectamente tras cada uso, antes de guardarlos en su propia caja hermética (las de aluminio son perfectas para protegerlos de la humedad).
Adiós mitos
Olvida la idea de que tienen una caducidad menor. Mª Eugenia Clavería Gabarre confirma que “la caducidad y PAO de los productos sólidos siguen el mismo patrón que el resto de cosmética”. Nos recuerda que si la referencia tiene una vida útil superior a 30 meses, no debe incorporar la fecha de caducidad. El PAO (es el ‘Period After Opening’, se representa con un símbolo de un frasco que marca el tiempo durante el que se puede utilizar una vez abierto) dependerá de la fórmula elegida pero, en general, “podrían tienen una vida útil igual, o más alta que un producto convencional, si en su fórmula no hay agua”, apunta.
Acondicionador capilar
Es la segunda parte de los cuidados para el pelo. Su misión es la de su homónimo en frasco: suaviza, nutre e hidrata. Para utilizarlo debes colocar la pastilla bajo el agua y trabajarla con los dedos hasta conseguir la cantidad de producto que quieres aplicar. Después, solo tienes que extenderlo como tu acondicionador habitual.
Hay opciones para todo tipo de melenas como el Acondicionador Sólido Fruit, de Banbu (10,50 €), que contiene semillas de abisinia y manteca de karité junto a activos regeneradores como la cera de arroz. ¿Tu cabello tiene tendencia a ser graso? Prueba Anti-Frizz Conditioner, de Solito (8,95 €), que hidrata y nutre el cuero cabelludo y el pelo mientras lo equilibra.
Cuidados para el cuerpo
Entre las referencias corporales puedes encontrar los jabones de siempre, geles limpiadores en barra (desde Lush afirman que la diferencia con los primeros es que se formulan con los mismos ingredientes que los geles clásicos, no con una base de jabón), exfoliantes sólidos o acondicionadores de la piel (su uso y misión es como el capilar, pero sobre el cuerpo).
Algunos ejemplos son: el Jabón Mango & Orange, de Zador (12 €, en Purenichelab.com), que limpia, hidrata y nutre con un aroma con acabado cítrico; el Gel Sólido Biomarino, de Lolo (12 €), que realiza una limpieza profunda y una suave exfoliación; o el Acondicionador Corporal Sólido Tingle, de Lush (16,90 €), que gracias a la manteca de cacao, los cristales de mentol y el aceite de pipermint, hidrata y refresca la piel.
Rutina facial
En los últimos meses hemos comprobado cómo las referencias de rostro se lanzan al lado sólido para crear un protocolo completo con limpiadores específicos (si los aplicas con discos desmaquillantes reutilizables, redondeas la experiencia), mascarillas en ‘stick’ (no son ‘zero waste’, pero su ‘packaging’ facilita el uso) y hasta tratamientos en formato barra. Estos últimos son perfectos para rehidratar el rostro a lo largo del día sin necesidad de tocar la fórmula con los dedos (un punto a su favor en los tiempos que corren).
Atrévete a probar el Jabón de Cara, de Brushboo (7,50 €), ideal para cutis sensibles. Los Sérums de Olay (26,99 €/ u.) ofrecen una hidratación concentrada con distintas fragancias, mientras que la mascarilla Golden Clay Mask Sticks, de Maûbe (19,95 €), aporta luminosidad y prepara la piel en menos de 5 minutos.
Extras: desodorantes, dentífricos y perfumes
En el cajón de sastre del resto de referencias bloque puedes encontrar de todo. Si quieres rematar tus cuidados ‘beauty’ con conciencia, puedes optar por los desodorantes, que se alían con una alta concentración de ingredientes naturales, para neutralizar el olor sin alcoholes ni sales de aluminio. Prueba la gama Desodorantes Bio, de Amapola (desde 6,90 €/ u.), que cuenta con tres fragancias diferentes.
¿Respecto al dentífrico? Se trata de un gesto novedoso en el que debes frotar tu cepillo de dientes con la piruleta limpiadora. El Dentífrico Sólido Menta, de Lamazuna (8,50 €), elimina la suciedad y dura el doble que la pasta habitual.
Por último, los perfumes en pastilla son un puro capricho para los fans de la belleza. Suponen un nuevo gesto y, aunque no todos vienen desnudos, sus ‘packagings’ suelen ser reciclables. La fragancia Granada y Frutos Rojos, de The Body Shop (7 €), te conquistará.