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Isabella Blow: conoce a una de las mujeres que marcaron la moda británica del siglo XX

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Hace unos días, cuando falleció la modelo Stella Tennant, todos los periodistas mencionábamos su nombre. Ahora hemos decidido recordar a la estilista británica y directora de moda más creativa y un personaje quizá no tan conocido por el gran público. Te desvelamos las cinco claves para conocer a Isabella Blow.

Isabella Blow. (Photo by Donald McPherson/Contour by Getty Images)
Isabella Blow. (Photo by Donald McPherson/Contour by Getty Images)

Quién era. Un sombrero extravagante, un toque de alta costura, un par de zapatos de esos que desafían a la gravedad, e Isabella estaba preparada… para sacar al perro, para subirse al autobús de camino a la redacción o para ir a la primera fila de un desfile. Excéntrica, británica, temperamental, aristócrata, apasionada por la moda, descubridora de talentos, estilista, editora de moda… Describir y encasillar a Isabella Blow es prácticamente imposible, quizá porque, precisamente, ella nunca se dejó encasillar. Issie, para sus amigos, se suicidó en el año 2007, tras una larga depresión y una profunda insatisfacción vital, después de serle diagnosticado un cáncer de ovarios. Tenía 48 años y no era la primera vez que lo intentaba. Pero esa vez lo consiguió.

Su talento. Sin duda, fue su capacidad para identificar el talento ajeno, y duradero, a distancia: “Rastreaba el talento como si fueran trufas”, según Hamish Bowles, editor de estilo de vida de ‘Vogue’ América. Su carrera comenzó a principios de los 80 como asistente de Anna Wintour en esa misma publicación. Después regresó a Londres, trabajó en la revista ‘Tatler’, en el ‘Vogue’ británico, en el ‘Sunday Times Style’, como editora de moda, estilista y, finalmente, como directora de moda. Isabella Blow tenía ese aura que solo los británicos consiguen, una rara habilidad para moverse entre la aristocracia y los palacios con tanta soltura como en las casas okupas. Ella sabía convertir sus apariciones en auténticos eventos y su presencia en el front row de los desfiles, en un espectáculo personal, en un auténtico show dentro del show…

Isabella Blow, en la embajada americana en París. (1988 ©Roxane Lowit)
Isabella Blow, en la embajada americana en París. (1988 ©Roxane Lowit)

Sus amigos y protegidos. La lista es casi interminable, repleta de artistas, diseñadores y modelos. Su pasión por la creatividad y la diferencia la llevó a promover e inspirar a muchos de ellos, y quizá los más famosos fueron Alexander McQueen, a quien le compró su primera colección al completo cuando aún era estudiante de la Central St Martins. O Philip Treacy, a quien le ofreció su propia casa como estudio para que pudiera realizar sus espectaculares sombreros y de quien se convertiría en musa imprescindible. Años más tarde, aseguraba que, cuando la depresión no la dejaba casi respirar, sus visitas al estudio de Treacy le servían como terapia: “Cuando me siento verdaderamente baja, voy a ver a Philip, cubro mi cara [con sus sombreros] y me siento fenomenal… Llevar un sombrero es como hacerse la cirugía estética”, aseguraba.

Su armario. Burkas rosas, sombreros con cuernos o langostas, cotas de malla y armaduras, pero también exquisitas piezas de alta costura. El armario de Isabella Blow es como una enciclopedia de la historia de la moda del siglo XX. Ella solo llevaba ropa de gente a la que admiraba o que le gustaba. Tras su muerte, otra excéntrica y amiga, Daphne Guinness, rescató y compró el guardarropa de la británica in extremis, cuando estaba a punto de ser vendido en una subasta en Christie’s. “Compré la colección porque no podía soportar que se dispersara: era la obra de su vida, su legado. ¿Qué mejor forma de rendirle homenaje que permitiendo que el mundo lo vea?”. ¿Su pieza favorita? “Una levita negra con bordados dorados, de la colección Dante de McQueen, de 1996. Es la única prenda de Isabella que he sido capaz de llevar. Todavía me resulta difícil revolver entre sus cosas…”.

Foto: Stella Tennant, en un evento de Chanel, en París. (Reuters)

La muestra. ‘Isabella Blow: Fashion Galore!’ fue su exposición homenaje que se realizó en 2014. Una ocasión todavía agridulce para muchos de sus amigos, confidentes y protegidos. Uno de los comisarios de la exposición, Alistair O’Neill, afirma que “quería contradecir esa idea preconcebida de que la historia de la vida de Isabella Blow es necesariamente tenebrosa y gótica. Es cierto que tuvo un lado oscuro, pero también tenía su lado alegre; con su sentido del humor obsceno, muy negro y muy británico”. Y eso es lo que deja ver la muestra. Piezas únicas e irrepetibles. En total, 90 prendas de McQueen, 50 sombreros de Philip Treacy y las creaciones de los mejores diseñadores del siglo XX, que Daphne Guinnes rescató de la subasta y que servirían para colmar los deseos de una auténtica legión de fashionistas. Basta fijarse en la gente que entraba a la muestra para darse cuenta de que era una auténtica visionaria: a veces resultaba difícil distinguir entre los estampados tartán, los encajes, las botas militares, etc, que se exhiben y las que llevaban sus visitantes.

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