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Hacemos balance de MBFWF y Madrid es Moda tras la semana fashion capitalina

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Son muchas las pasarelas internacionales que han apostado por el universo digital para presentar sus propuestas, pero Madrid Fashion Week ha vuelto a decantarse por el formato híbrido que tan bien le está funcionando. Los desfiles, 15 presenciales, gracias a sus gradas a un 25% de capacidad, han devuelto a la moda las sensaciones de las que el coronavirus le había despojado; las de comunidad y celebración. Mientras que otras pasarelas reducen su calendario, la capital de España amplía el suyo y se anticipa a la gala MET al poner dos citas diferentes en marcha.

Por un lado, Mercedes-Benz Fashion Week, celebrada en el pabellón 14 de Ifema y regada por desfiles off dispuestos a ampliar la oferta de la moda de nuestro país. Por el otro, Madrid es Moda continúa su estela y reivindica la importancia del slow fashion. La septuagésima segunda edición de MBFWM ha contado con un importante papel por parte de L’Oréal, encargada de cubrir la mitad de la cuota que cada firma tiene que pagar por desfilar. Hablamos de una cifra que ronda los 2.500 euros. La reina de la cosmética celebró el sábado la entrega del premio a la mejor colección a Otrura, que con ‘Latente’ rinde homenaje a los talleres de la moda, en los que la marca da trabajo a 25 personas en un pueblo de Ciudad Real. Por su parte, la modelo madrileña Olivia Martín, que ya ha conquistado a grandes como Raf Simons y Versace, se ha hecho con el reconocimiento de mejor modelo.

Hay pasarelas pensadas para soñar. La madrileña, en cambio, parece pensada para poner los pies en la tierra, pues incluso las propuestas de Agatha Ruiz de la Prada son capaces de deambular en el día a día. Las marcas que funcionan sobre la alfombra roja, como Isabel Sanchís, han vuelto a ahondar en ese carácter festivo, mientras que Domminico, que habitualmente concibe colecciones tan vanguardistas e insólitas que son abrazadas por Rosalía y Lady Gaga, esta temporada ha querido bajar de las nubes y llevar sus propuestas a las calles. Por esa razón, la firma incluye denim, bolsos junto a la marca española Suritt y joyas con Mateo Gargallo. La moda está para soñar, de acuerdo, pero incluso soñar cuesta dinero y las facturas no las paga Orfeo…

Irene Montero. (Cordon Press)

Han sido pocas las caras conocidas que se han acercado a Ifema en esta edición, en la que llama la atención la poca asistencia de influencers. También ha quedado clara la vinculación existente entre marcas como Hannibal Laguna con Tamara Gorro en un gesto con el que llegar al gran público ‘mainstream’. El mundo de la política ha estado más presente que los fashionistas de nuestro país ante el papel que el Ayuntamiento de Madrid ha tenido al apoyar a Ifema mediante la plataforma Madrid Capital de Moda. La polémica también ha acudido a los shows, pues el Partido Popular ha echado en cara a las ministras su ausencia en el Ifema durante la pandemia pese a haber acudido ahora a los desfiles. “Gobierno de España, prioridades”, escribía el Partido Popular en su cuenta oficial de Twitter. “También estaban Rosa Romero y Alicia García, diputadas del Partido Popular. Y estaban allí porque se trataba de un proyecto de apoyo a las víctimas de explotación sexual. Dejad de mentir y de manipular”, contestaba la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra.

Blanca Romero. (Limited Pictures)

Los desfiles off han sido muy aplaudidos, en especial el más mediático de todos, el de Eduardo Navarrete, que le ha devuelto a Madrid su alma fiestera con su colección ‘Teatro Chino’, en el que música, espectáculo, diversión y moda han desfilado de la mano. La colección ya está disponible en la web del diseñador, consciente de que en una realidad en la que la inmediatez prima, sus creaciones no pueden esperar temporadas para llegar a las perchas de sus seguidores.

Por su parte Madrid es Moda, organizada por la Asociación de Creadores de Moda de España, reivindica la moda de autor. Comenzó su andanza con modelos desfilando por la zona del paseo del Prado con pancartas reivindicativas que luchan por revalorizar el papel artesanal de la industria y las bondades del slow fashion.

Firmas como María Lafuente, Ulises Mérida o The Extreme Collection (que ha contado con la presencia de Nieves Álvarez), entre otras, han salido de las pasarelas de Ifema para llevar el mensaje de la necesidad del convencimiento y apuesta por el término conocido como slow fashion. Ha sido en su calendario en el que hemos visto el trabajo de Juan Vidal junto a la marca Birmani13, que encuentra en el compromiso con los oficios y la industria local sus pilares y que ha creado junto al ganador de Vogue Who’s on Next y el Premio Nacional de Moda al Nuevo Valor su primera colección cápsula, ‘Twiggy’. Este tipo de colaboraciones dan un soplo de aire fresco a la pasarela y permite a las revistas de moda de papel poder incluir las propuestas.

Por su parte, Moisés Nieto ha sabido retomar sus grandes éxitos y darles un giro sin olvidarse de la sostenibilidad. El diseñador, que logró que durante la pandemia sus ventas online se incrementaran un 300%, ha trabajado junto a la empresa textil Tejidos Rilli para teñir el tejido vaquero y no emplear agua y dar así un nuevo prisma a las prendas que mejor funcionan a la marca.

Madrid cierra su semana de moda en dos fases diferentes y con propuestas menos excéntricas que en otras ocasiones, pero luchando por reivindicar el valor artesanal de la profesión y la necesidad del apoyo de las instituciones para poder sobrevivir. Madrid es moda, de acuerdo, pero la moda es una industria que, como tal, necesita ganar dinero.

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