La página web de la firma francesa Givenchy nos daba la noticia, este desfile iba a ser una colaboración con Josh Smith. Los diseñadores de moda están sobreviviendo a la pandemia y una de las vías es las colaboraciones. Si ayer Demna Gvasaglia lo hacía de la mano de los Simpson, Matthew M. Williams ha elegido el arte como argumento para presentar esta nueva colección, el elegido ha sido el artista estadounidense Josh Smith cuyas esculturas de cerámica y pinturas de Grim Reaper están representadas en colores vibrantes y alegres en sus prendas de ropa. Juntos, han pretendido trasladar ánimo a las prendas que se han presentado en la noche parisina.
“La colaboración y el diálogo con otros artistas es una excelente manera de llevar el trabajo a un nuevo lugar”, dijo Williams durante una llamada de Zoom con Smith. “El tejido de cestas, el trabajo en madera y los diferentes materiales de Josh fueron excelentes puntos de partida para mí y llevaron la colección a un lugar realmente especial y único”.
Fuerza en los pasos, tejidos técnicos, planaformas para ellos y ellas y algo del aire gótico que siempre ha abanderado pero con una visión más moderna, quizá más minimalista. Y sobre todo, muy urbanita, realista, lo que pide el público en su día a día. Hemos observado una apuesta especial por los accesorios, cluches enjoyados, joyas enjoyadas… especialmente anillos y pendientes que serán un must. Y por cierto, las perlas vuelven a ser relevantes. Como sus ya reconocidas cadenas que ha presentado en plata y oro amarillo. También para ellos. Y si de belleza hablamos como accesorio… espectacular. Se hablará de su propuesta de eyeliner y pestañas pintadas sobre la piel.
El atrevimiento del taller, con pespuntes por rematar, juegos con el patronaje y las superposiciones con puntadas vistas, corsés del XVIII llevados a nuestro siglo en forma de bra. También ha sido curioso el uso de unos reinterpretados cuellos renacentistas para ellas, y de medias y bermudas para ellos.
Si hablamos de colores las novedades además del camel, han sido el amarillo, y el lila (estos dos últimos en versión pastel). Mucha sastrería, con prendas que todos los presentes querríamos para nuestro día a día por su versatilidad y su corte limpio y estético.
¿Compramos algo? Seguro que las mochilas más versátiles que se convertían en maletas de mano y de repente un bidón curioso, como de detergente con el logo de la firma, Josh dejando huella. Esto como inversión ‘arty’.
Lo que ha sido disruptivo en esta nueva presentación es que Givenchy (en algunos, pocos looks) ha dejado a un lado el negro, sello inequívoco de la marca. Color, logotipos y motivos de Givenchy extraídos de la paleta psicodélica de las pinturas Reaper de Smith. Williams también ha recreado piezas específicas del estudio de Smith en Nueva York, como un chaleco de manipulador de arte que se ha hecho con un material clásico de sastrería y un simple sombrero de malla. “Todo en la colección, desde los bordados hasta los adornos, está inspirado y a partir del material original que Josh creó conmigo o me dio”, dijo Williams.
Y después de la intervención de color han vuelto el negro y el blanco como protagonistas. El color con más luz de la paleta, que ha dedicado solo a las modelos, nos ha remitido al Givenchy más conocido, más barroco, ha recuperado los encajes, volúmenes y tuls que siempre le han caracterizado. Con él ha cerrado una puesta en escena sobre un óvalo futurista, o quizá del presente, no sé yo.