La miramos y anhelamos que ojalá sea una imagen del futuro próximo. Aunque en rigor se parece más al pasado. Pero no: es del presente. Sucedió la noche del último domingo en el sitio más emblemático para conciertos a nivel mundial, el Madison Square Garden de Nueva York, el que reabrió sus puertas a la música en vivo luego de estar cerrado por la pandemia del Covid-19 durante más de un año.
El 10 de marzo de 2020 fue la última presentación y ayer domingo 20 de junio el recinto volvió a vibrar con su aforo repleto, entregado a la música de Foo Fighters, los responsables de un hito inesperado cuyas imágenes recorrieron el planeta: las graderías del anfiteatro repletas y la banda tocando emocionada con todas sus posibilidades a tope, con el encierro y el confinamiento como una brutal y lejana pesadilla.
“El rock vuelve esta noche al Madison Square Garden”, era el elocuente título que aparecía en la marquesina exterior del lugar, anunciando el reimpulso de su nueva era.
Y, según los reportes, así fue: 24 canciones que repasaron toda su discografía, con esacalas en covers como Somebody to love (Queen), You should be dancing (Bee Gees) y Creep (Radiohead), interpretada a dúo con el cómico Dave Chappelle. En todo momento se vio al cantante Dave Grohl emocionado ante el hecho, incluso con la voz tambaleando frente un suceso esperado por sus seguidores en todo el orbe.
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Además, el conjunto dedicó su concierto a su difunto director de escena, Andy Pollard, quien murió la semana pasada. Pollard trabajó con la banda durante más de 12 años.
Pero si lo que sucedió dentro del Madison Square Garden resultó atractivo y explosivo, en las afueras también hubo una trama insoslayable. Foo Fighters sólo dejó ingresar a los fanáticos que estuvieran vacunados 100% contra el Covid-19, lo que hizo que un grupo de militantes antivacunas llegaran al reducto para montar una pequeña protesta, acusando discriminación a través de lienzos, carteles y megáfonos.
“Yo elijo la inmunidad natural”; “Madison Square y Foo Fighters: cómplices en crímenes contra la humanidad; “No somos tus cerdos para experimentación”, eran algunas de las frases en las afueras del sitio, las que contaron con las rechiflas de personas que sí se vacunaron y que resaltaban los beneficios de la ciencia ante la crisis sanitaria que aún golpea al mundo.