Como usuarios y consumidores, nos hacen falta productos financieros que nos faciliten la vida. Más aún en el actual contexto, donde cuestiones tales como que el sitio web de nuestro banco tenga disponibilidad 24/7; que se nos cobren menos comisiones por un servicio bancario; o el hecho de que se simplifique el pago de nuestra tarjeta de crédito, se han vuelto más y más necesarias.
De acuerdo a un estudio realizado por EY junto a la Asociación de FinTech (FinteChile), la pandemia fue una oportunidad de crecimiento para las empresas chilenas que se dedican a la tecnología financiera: un 53 % de ellas declaró que en el 2020 encontró un punto de equilibrio en sus ingresos y un 70 % afirmó que el año pasado tuvo un crecimiento superior al 30 %.
Las razones particulares son muchas, pero si tuviéramos que identificar puntos en común, la crisis sanitaria generó una mayor demanda por servicios financieros online: transacciones, pagos, cobros e inversiones ya son parte de las acciones que se pueden realizar desde un computador o celular y en esto no hay vuelta atrás.
Adoptar nuevas tecnologías y apostar por lo nuevo siempre es difícil, pero el público chileno −con uno de los índices más grandes de penetración de internet en la región−, ha sabido estar a la altura. Un 84 % de las empresas encuestadas consideró que los chilenos se muestran receptivos a incorporar FinTech. El gran problema surge cuando la misma pregunta se realiza respecto de instituciones públicas y reguladores del mercado con un resultado considerablemente más bajo: un 46 % estimó que éstos no están abiertos a adoptar esta tecnología en sus operaciones.
La transformación digital está creciendo entre las personas y las propias empresas FinTech, pero no ocurre lo mismo con las instituciones públicas y el mercado de capitales. Es más, un 53 % de los entrevistados reconoció que la relación con los organismos gubernamentales se ha ralentizado en los últimos meses y un 48 % reconoció que el acceso a capital privado se ha hecho más difícil que en condiciones normales.
Nos encontramos en un punto de inflexión donde las empresas no sólo necesitan de préstamos o subsidios para crecer. Es necesario ir un paso más allá, crear un escenario y una normativa regulatoria que promueva el desarrollo de nuevas tecnologías y, como consecuencia, el crecimiento económico. Las empresas FinTech son una gran oportunidad para que el país pueda recuperarse de los efectos de la pandemia y el rol de las próximas políticas públicas será crucial para potenciar esta industria, que ha demostrado con creces el enorme potencial que tiene para convertirse en un beneficio directo para el país y las personas.
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