La campaña de presión económica a Rusia por la invasión de Ucrania sigue escalando conforme escala también la guerra. Este viernes, Estados Unidos y el resto de economías del G-7 han anunciado pasos dirigidos a retirar a Moscú beneficios en las relaciones comerciales, instando a poner en marcha los mecanismos nacionales que acabarían con el estatus de Rusia como “nación más favorecida” dentro de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y abrirían la puerta a aranceles más altos y limitaciones a sus exportaciones.
Asimismo, se buscará negar a Rusia la posibilidad de obtener financiación de instituciones multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. Desde la Unión Europea la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha anunciado también que se aplicará “un cuarto paquete de sanciones que permitirá aislar todavía más a Rusia de la economía mundial“. Entre estas medidas destacan nuevas medidas de presión a las élites rusas cercanas al presidente Vladímir Putin, vetar el uso de criptoactivos para eludir las sanciones o prohibir la importación de bienes clave en el sector del hierro y el acero.
Vodka, caviar y diamantes
En EEUU el anuncio lo ha realizado el presidente, Joe Biden, en una breve comparecencia en la Casa Blanca, en la que ha asegurado que “Putin es el agresor y debe pagar el precio“.
Later today, together with the other nations of the G7 and the EU, we will jointly announce several new steps to squeeze Putin and to hold him accountable for his aggression against Ukraine.
I want to speak to a few key points.
— President Biden (@POTUS) 11 de marzo de 2022
Cuatro días después de firmar la orden ejecutiva por la que impuso un veto a las importaciones a Estados Unidos de energía rusa, Biden ha anunciado la extensión de la prohibición a la compra de marisco, alcohol y diamantes rusos, un veto que la Casa Blanca estima que podría tener un impacto negativo de más de 1.000 millones de dólares para Rusia. Además, EEUU prohíbe la exportación de productos de lujo a Rusia y amplía la lista de oligarcas rusos sancionados. El presidente, que ya impuso un veto a inversiones estadounidenses en el sector energético ruso, tendrá también autoridad para vetar nuevas inversiones en otros sectores de la economía rusa.
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Tanto en EEUU como en el resto de países cambiar el estatus de la relación comercial con Rusia debe ser aprobada o consultada con los poderes legislativos. En Washington Biden cuenta con el respaldo de los dos partidos en el Congreso a la medida, donde de hecho los congresistas ya habían planteado una propuesta de ley para romper tanto con Rusia como con Bielorrusia lo que en EEUU se denomina “permanentes relaciones comerciales normales”.
Ese potencial cambio tiene más impacto para Rusia en Europa, donde vende el 41% de sus exportaciones, que en EEUU, adonde llegan solo el 5% de sus ventas internacionales. En Europa las relaciones comerciales con Rusia movieron en 2021 700.000 millones de dólares, mientras en EEUU la cifra fue 26.000 millones, el 60% de esa cantidad en los productos energéticos cuya importación ya se vetó el lunes.