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Seguramente que Robert Dumas, yerno de Émile-Maurice Hermès y sustituto como director al frente de la casa de moda francesa tras su muerte, nunca imaginó la repercusión y el recorrido como pieza icono que con el paso del tiempo alcanzaría su bolso de mano más celebre. Con una silueta muy definida, carácter práctico y una estructura simple pero poderosa, Dumas lo ideó allá por los años 30 con el objetivo de convertirse en un símbolo de estilo de la nueva mujer, una mujer más activa e independiente.
Lo cierto es que aquel bolso no alcanzó la popularidad hasta que apareció en 1956 y colgado del brazo de Grace Kelly. La mujer del príncipe Rainiero lo tenía en hasta seis colores distintos y fue el arma secreta para ocultar su incipiente embarazo. Esa imagen dio la vuelta al mundo y la casa decidió otorgarle el apellido de la princesa, la verdadera impulsora de su fama. Más de 60 años después, el Kelly de Hermès es el bolso más deseado y exclusivo de la industria de la moda.
Sin perder fuelle, ni estatus en todo este tiempo y cotizando al alza en las subastas más prestigiosas del mundo, desde entonces el bolso de Hermès ha desarrollado una extensa familia: un total de ocho tamaños en materiales diversos con detalles personalizados que abarcan desde el más grande, el conocido como Kelly 50 con esa medida en centímetros de ancho, hasta su versión mini de unos escasos 15 centímetros. Precisamente ahí queríamos llegar.
Lo que parecía una tendencia pasajera que arrancó hace un par de temporadas con el viral modelo Le Chiquito de Jacquemus ha desembocado en un imprescindible más para las coleccionistas de bolsos y que ha tenido a bien seguir la casa francesa con el Kelly en dimensión XS.
Modificando el tamaño, pero manteniendo a raya todas sus señas de identidad, esas que le han servido para ser uno de los accesorios de lujo reconocido a simple vista por propios y extraños del mundillo, el Kelly sigue siendo un emblema del buen hacer, del cuero y de la artesanía. Su forma de trapecio, su base rígida, las cintas que se encuentran en el cierre metálico central, una solapa recortada y un asa de mano, un bolso en el que se invierten muchas horas de trabajo en un proceso que es completamente manual.
Con un precio que ronda entre los 10.000 y 14.000 euros, al igual que sucede con sus hermanos mayores, es complicado atrapar un ejemplar del bolso más pequeño de Hermès. Las expertas, amigas directas del círculo social en el que se mueve Nadège Vanhee, la actual directora creativa, son de las pocas afortunadas que pueden presumir de tenerlo.
No se vende en ninguna de sus tiendas físicas, tampoco en la shop virtual de la firma, a diferencia de otros diseños de temporada que sí podemos adquirir online, y acumula una lista de espera infinita que se alarga durante años. Más que complicado, comprarlo si eres una mujer de a pie es una misión imposible. Accesible de manera exclusiva y casi otorgado a dedo, es el complemento estrella que las prescriptoras de moda han paseado en la reciente Semana de la Moda de París.
En un abanico de colores que toca todos los palos, el infalible negro, el vibrante fucsia, el atemporal camel, el trendy azul turquesa y así un reportorio interminable, nadie duda ya que el Kelly mini de Hermès es el último ‘it bag’ por el que suspiran las expertas.
Muchas sueñan con él y aunque en otras versiones más grandes también ha colgado del brazo de mujeres tan influyentes de todos los tiempos como Audrey Hepburn, Catherine Deneuve, Eva Longoria, Victoria Beckham o Chiara Ferragni, solo unas pocas elegidas poseen el nuevo y exclusivo minibolso Kelly de Hermès.
