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Las autoridades relacionan estas revueltas con agresiones entre miembros de grupos delictivos organizados
Las fuerzas de seguridad de Ecuador han activado este miércoles el protocolo de emergencia en un centro penitenciario regional de Guayaquil, en la provincia de Guayas, y en otro de Latacunga, en la de Cotopaxi, ante nuevos amotinamientos después de que en los últimos días distintos altercados entre bandas en cuatro cárceles dejasen 79 fallecidos.
El Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y Adolescentes Infractores (SNAI) ha informado, a través de su perfil de Twitter, de la activación en la noche de este miércoles del protocolo en coordinación con la Policía Nacional de Ecuador y Agentes de Seguridad Penitenciaria en el centro Guayas número 4.
Asimismo, en el Centro de Rehabilitación Social Sierra Norte Cotopaxi, en Latacunga, también se ha registrado un amotinamiento en la noche de este miércoles, según informa ‘El Universo’.
Por su parte, el comandante general de la Policía Nacional, Patricio Carrillo, confirmó que “nuevamente reportan desmanes” en ese centro penitenciario. “Con la desventaja evidente frente a la agresividad e irracionalidad de los grupos delictivos, la Policía ingresará otra vez con la fuerza racional necesaria”, anunció en un mensaje por redes sociales.
Por el momento, el servicio de prisiones no ha ofrecido mayor información sobre los acontecimientos en esa prisión, que el martes fue escenario de la muerte de 31 personas dentro de una ola de motines y enfrentamientos en el país en la que murieron al menos 79 personas y una veintena resultaron heridas.
En un centro aledaño, la prisión número 1 de Guayaquil, se registraron seis decesos, en la de Cotopaxi otros 8, y en la del Azuay (sur), 34.
Una novena víctima de la cárcel de Cotopaxi, que elevaría el recuento global a 80, corresponde al cadáver de un recluso hallado este miércoles en una celda durante las revisiones de los organismos de seguridad, según medios locales, aunque no se ha confirmado si ya estaba en las últimas estadísticas oficiales.
En su primera manifestación sobre los hechos, el presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, relacionó las matanzas al crimen organizado transnacional y al narcotráfico. “Fuerzas oscuras amenazan nuestra convivencia”, dijo en un videocomunicado difundido por la Presidencia en el que aseguró que no hay “coincidencias” y que los sucesos de ayer son “consecuencia” de un incremento del narcotráfico. “No es casual que estuviera organizado desde exterior de las cárceles e internamente orquestado por quienes se disputan el liderazgo y tráfico de drogas en el territorio nacional”, precisó al argumentar la coyuntura de lo ocurrido. Como tampoco lo es, agregó, que “se desmantelara en 2008 la base de Manta” que estaba bajo operación de EE.UU., porque “no es casual de esta forma el crecimiento del tráfico de droga, tampoco después del desmantelamiento de laboratorios de drogas en (la provincia de) Manabí”.
Los organismos del Estado están investigando los hechos en un contexto de rivalidad entre bandas criminales que se disputan el mapa delictivo en el país, y que podrían estar involucradas también en el narcotráfico.
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A lo largo de la jornada, se registraron varios rumores acerca de nuevos enfrentamientos en la No. 4 de Guayaquil que no fueron confirmados, mientras familiares que esperaban a sus puertas, así como a las de otras prisiones, advertían de un posible recrudecimiento dentro de nuevos ajustes de cuentas. “Ellos ruegan porque los ayuden, porque los van a matar, los han amenazado que los van a matar. Ellos no piden que los saquen (de prisión), sino que requisen las armas que hay”, se lamentaba una mujer por un canal de televisión local en el sur de Ecuador, tras recibir el audio de un familiar recluso en Cuenca.
Los familiares de los reclusos temen que las masacres den pie a un ajuste de cuentas aún mayor y que siga el círculo vicioso de la violencia y las dantescas imágenes que han circulado por redes sociales.