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¿Cuál es el verdadero estado de la moda? Los expertos del sector opinan

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Robin Givhan, crítica de moda premiada con un Pulitzer, sentenciaba que la moda estaba rota ya antes de la pandemia. Durante el confinamiento, las reuniones de Zoom funcionaron entre sesiones de terapia y aquelarres. ¿Cuáles son las conclusiones?

Inmaculada Urrea. Especialista en branding y moda con base en Asturias. @inmaculadaurrea

¿Cuál es tu visión de la moda en este momento? ¿Qué futuro le espera?

La palabra de moda es ‘sostenible’. El gran descubrimiento: las marcas quieren ser sostenibles, pero los que trabajamos en esto sabemos que serlo es extremadamente caro. Implica revisar todo, desde el origen del tejido hasta si la distribución se hace en bolsas de plástico,… Y en este contexto solo las grandes compañías pueden invertir en ello. Ahora hay empresas que lo están pasando muy mal y no se les puede pedir que destinen parte de sus recursos.

La sostenibilidad nunca va a ser inmediata, hemos de tenerlo en cuenta. Ya hay marcas que empiezan a hacerse cargo de su propia segunda mano y grandes almacenes que nunca habrían contemplado incluir un departamento con cara y ojos, no la esquina de chollos de unos grandes almacenes, lo están haciendo.

El lujo también quiere ser sostenible y qué mejor manera que revender los objetos que tienen almacenados. Algunas marcas de lujo, como las relojeras, ya venden su segunda mano con certificado de autenticidad y en moda también lo veremos. Chanel venderá segunda mano de Chanel.

La gran cuestión es qué va a pasar con la fast fashion. ¿Cómo va a evolucionar?¿Hacia dónde? ¿Y cómo? Cuando voy a comprar ropa de segunda mano, casi todo es de Inditex. Estaría bien que se hicieran cargo de su circuito de economía circular.

Espero que lo digital haya llegado para quedarse. Los desfiles están obsoletos, me encantaría que las marcas explorasen nuevos caminos para comunicar con co-brandings y colaboraciones.

Es una estrategia que me parece interesante, como hace ahora Dior con Sacai. Es del mundo de las sneakers pero es interesante por efímera, para fomentar el gasto de los coleccionistas de moda. A veces es porque las marcas no saben qué hacer con ellas mismas. Y si el co-branding es coherente o no es otro tema, pero mantiene el interés.

Algunas querrán volver a lo de siempre y además no todo puede ni debe virtualizarse. La moda es física: tocar, oler… Lo virtual facilita pero no puede suplirlo todo, hay que mezclar los dos mundos.

Taller de alta costura de Chanel. (Getty)

El ritmo de desfiles era una locura, pero es cierto que en el prêt-à-porter la exclusividad se ha perdido, le están enseñando al cliente final lo que va a llegar en seis meses y el ‘see now, buy now’ (lo ves ahora, lo compras ahora) no es posible. Ese gap hay que resolverlo y una opción sostenible es producir bajo demanda.

La figura de la estrella del director creativo creo está obsoleta también. Alessandro Michele ha cubierto el cupo. Ya ni siquiera Demna Gvasalia en Balenciaga. Antes de la pandemia criticábamos a Hedi Slimane, ¿quién habla de él ahora? Veo que los grandes nombres detrás de las marcas no van a ser tan relevantes.

¿Crees que algo importante ha cambiado en la industria debido a la pandemia?

Después de la pandemia si hay algo que ha mejorado es que la gente se ha dado cuenta de que no necesitamos tantas cosas para vivir. Leía que treinta y tres millones de estadounidenses han descubierto la segunda mano, es la gran noticia, la gran tendencia y es imparable. Es un poco la guerra al fast fashion. Primero, porque te distingues, es muy raro que comprando segunda mano lleves la misma ropa que otra persona; y segundo, y más importante, por el bien que haces al medioambiente.

Bienvenida la tendencia. Esta economía circular aporta más beneficios para todo el mundo y para el entorno. Consumimos toneladas de ropa y si pararan máquinas, podríamos seguir vistiendo a toda la humanidad durante años.

Bolsos de Everlane.

Mis nuevos clientes tienen todos el valor de sostenibilidad pero deben interpretarlo, definirlo y defenderlo a su manera. Ni siquiera la marca Everlane, que se ha definido siempre como radically transparent’ (radicalmente transparente), lo ha conseguido. Así que es muy difícil que las que no lo llevan desde el inicio en su ADN se reconviertan de la noche a la mañana.

Luego está la cuestión de si los consumidores somos más o menos radicales. La segunda mano es una buena manera de empezar a ser sostenible, mejor que ir a Zara. Y hay que ser conscientes de que hay gente que tiene que comprar por precio. Lo sostenible es caro pero está la segunda mano, las plataformas de venta…

A todo este sector le queda mucho trabajo por hacer para revalorizarse, dignificarse, hacerse atractivo. Muchas tiendas no lo saben poner en valor: la higiene, la clasificación de las prendas… Hay un gran recorrido en el visual y en el retail para que la gente disfrute en la tienda de segunda mano y no entre de tapadillo. Aunque incluso en provincias esto ha cambiado y estoy contenta.

Las tiendas de segunda mano surgen como una alternativa ecológica al fast fashion. (Unspals)

Otra cuestión, leía a Laureano Turienzo Esteban, presidente de la Asociación Española del Retail, son los grandes distribuidores. La inmediatez en la entrega tiene un coste, han de racionalizarse las entregas y ser más respetuosos. Amazon es una marca maravillosa porque tiene al cliente en el centro pero, como dice Turienzo Esteban, el paso siguiente es que las marcas tengan a la comunidad en el centro de su visión.

¿Qué marca consideras interesante como ‘game changer’ en este momento?

Hay demasiado branding de postureo, me creo poco a las marcas. Aunque no cuenta nada en el mundo fashion, en mi modesta opinión la marca visionaria y pionera es Patagonia. Entendió que el futuro pasa por cuidar el planeta. Que como propósito tenga estar en el negocio para hacer un mundo mejor dice mucho. Es el ejemplo a seguir, todas las marcas tendrían que decir: “Estamos en el negocio para hacer un mundo mejor”.

El lujo tiene mucho que aprender porque además son los que sirven de ejemplo.

Cuando hay una marca que lo hace es porque se puede hacer. Querer es poder, aquí soy un poco radical. Ahora todas se suben al carro. Mira Kering, mucho blablá pero hay que mirar con lupa hasta dónde llegan aunque si entran, bienvenidos sean.

Kelly Miller, diseñadora de moda y especialista en moda vintage con base en París @kellymillervintage

¿Cuál es tu visión de la moda en este momento? ¿Qué le espera en el futuro?

Creo que la moda se encuentra actualmente en un momento de enorme cambio, lidiando con las preocupaciones ecológicas, lo que es realmente vital y necesario después del año que acabamos de pasar. Parece que hay interés en trazar un nuevo camino, y en todos los niveles de la industria se habla mucho de este sentimiento, pero me preocupa que todo sea en vano y que, una vez que la pandemia haya quedado atrás, la industria vuelva a su habitual e increíble derroche.

¿Crees que algo importante ha cambiado en la industria debido a la pandemia?

La adopción de las presentaciones digitales y de las formas de mostrar las colecciones más alejadas de la realidad, ejemplificadas por las cajas de los desfiles de JW Anderson, tanto de su propia línea como de sus colecciones para Loewe, ha sido un cambio digno de mención. Pero es difícil saber si este giro respecto al statu quo se mantendrá en el futuro. Ver la ropa en persona siempre es diferente, quizá mejor que en formato digital, pero ¿tiene ya sentido el coste de los desfiles físicos en un mundo en el que tantos países siguen sin tener acceso a las vacunas del covid-19? Como industria, se gasta mucho dinero en eventos que, cada vez más, parecen ser meros vehículos para la autopromoción en las redes sociales más que otra cosa.

Respecto a la economía circular, el sector se encuentra atrapado entre el creciente énfasis en lo vintage y la propiedad compartida, y cómo producir nuevas prendas, accesorios… de una manera que sea ética y convincente para los compradores de hoy en día, que buscan cada vez más el mercado de segunda mano.

Es un equilibrio difícil. Pero el hecho de que lo vintage se convierta en algo mucho más habitual es estupendo, la gente es más consciente de cómo se fabrica la ropa y exige más transparencia.

¿Qué marca consideras interesante como ‘game changer’ en este momento?

Creo que el trabajo de Glenn Martens en Y/Project. Hace la ropa más interesante que hay ahora mismo, la única marca que realmente me hace vibrar. Hace poco también me enamoré de una marca belga de nivel más contemporáneo, Filles à Papa. Los belgas hacen la mejor ropa.

Desfile de Glenn Martens para Y Project en la Paris Fashion Week de 2019. (EFE)

No puedo decir que esté al tanto de las grandes marcas en este momento; las marcas de lujo más importantes me parecen cada vez menos atractivas. Sin embargo, Gucci ha estado a la cabeza de algunos de los cambios más importantes en la moda de los últimos años.

Alba Melendo. Estilista freelance con base en París. @albamelendo

¿Cómo ves la moda en este momento? ¿Cuál es tu visión sobre el futuro?

Está en un momento de cambio, y todos los cambios a largo plazo aportan algo positivo. Espero que traiga una bocanada de creatividad y aunque deseo que todo se normalice, no creo que tenga que volver a lo que era antes. Ojalá llegue a un lugar donde no haya género, que todo sea más libre y versátil.

Lo más importante en una marca es la libertad, la libre expresión de sus creadores para que la moda se acerque más al arte que a un mero elemento de consumo de ropa. En mi opinión, no tener límites es la clave.

¿Crees que algo importante ha cambiado en la industria debido a la pandemia?

Por ahora, el cambio principal ha sido la forma de presentar las colecciones. Las marcas han buscado estrategias alternativas con más o menos éxito.

También la forma de comprar del consumidor, que se ha visto obligado a confiar en las plataformas web y en las tiendas en línea. Es donde se ha sacado más partido en este periodo.

¿Qué marca consideras interesante como ‘game changer’ en este momento?

La colaboración de Balenciaga con Gucci me ha parecido fascinante. Es moderno y novedoso, muy fuerte a nivel de siluetas y logos. No recuerdo otro ejemplo parecido hasta el momento. Que sea Gucci quien presente a Balenciaga y a la inversa, ese tipo de binomio dan aire fresco e ilusión por ver qué presentan estas marcas, te llevan a buscar sus propuestas en Style.com o Instagram.

Pieza de la colaboración de Gucci y Balenciaga. (Cortesía de Gucci)

Schiaparelli en alta costura me ha encantado. Aunque es más imagen que moda, pero la alta costura ya es esto. Están construyendo una imagen más rica y relevante.

Otras marcas que me inspiran son Coperni, Jacquemus y, en accesorios, Nodaleto.

Miquel Martinez i Albero. Historiador de moda con base en París. @miquelmalbero

¿Cómo ves la moda en este momento? ¿Cuál es tu visión sobre el futuro?

Contestando primero a la segunda pregunta diré que el futuro es impredecible. Especialmente en una época tan contradictoria como esta. Las grandes marcas y la prensa especializada mantienen una retórica que pretende alentar al consumo responsable y a la sostenibilidad, pero esas mismas marcas y medios generan constantemente nuevas necesidades y sacan nuevos productos para que no se deje de consumir en ningún momento. Sea el bolso o la zapatilla, la tendencia dura unos meses, en los que la exposición pública del objeto en cuestión es enorme. Y después, la nada.

Para poder ver la moda actual como historiador lo que me falta es perspectiva temporal, fundamentalmente. A día de hoy podemos analizar y ver de dónde han venido estos lodos del consumo y las marcas actuales, pero la historia no es amiga de las prisas.

Opinar sobre una marca, una tendencia o un diseñador es fácil. Lo hacemos todos los días. Algunos, con más atrevimiento que otros. Sin embargo, poder valorar su aportación a la sociedad o a la historia de la moda es otra cosa. Requiere tiempo y análisis. Se puede trazar una línea entre las principales casas de moda del siglo XX y los hábitos de consumo actuales. Muchos han escrito sobre ello, aunque quizá más periodistas que historiadores, estos últimos más preocupados, al menos en España, en lo espectacular que era tal o tal modista y hasta donde llegan las influencias de tal o tal diseñador. Pero esto es otro debate.

¿Crees que algo importante ha cambiado en la industria debido a la pandemia?

Creo que algo cambió durante la pandemia, más que debido a la pandemia. No había desfiles, no había eventos y la posibilidad de consumir estaba muy reducida. Más allá de todo esto, creo que con la vuelta a la normalidad, las marcas han vuelto a su modo de proceder tradicional. Hay quien dice que de esta saldríamos mejores, pero sinceramente creo que estamos saliendo exactamente iguales. Lo que era la moda antes de la pandemia lo seguirá siendo en los próximos años.

¿Qué marca consideras interesante como ‘game changer’ en este momento?

Si entendemos un ‘game changer’ como algo que pueda cambiar las cosas en general y no solo a nivel muy particular o anecdótico, ninguna. Una marca pequeña no tiene la capacidad de llegar al público para modificar un hábito, sea de consumo o simplemente vestimentario. Tal vez aquella marca grandísima que tenga verdaderamente la voluntad de hacer una moda sostenible y responsable con el medioambiente y los derechos sociales, que anteponga la ética a la rentabilidad. Seamos sinceros, ninguna firma lo va a hacer, por mucho que queden preciosas sus notas de prensa diciendo lo contrario. El dinero siempre manda.

El Greenshowroom.

En un mundo de la moda en la que la mayoría de las empresas son una especie de monstruos Frankenstein con nombres de señores muertos hace décadas, donde el CEO no tiene mayor implicación con la marca que la cantidad de millones que sea capaz de generar, ¿quién va a querer cambiar las cosas y arriesgarse a perder?

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