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Constitución y seguridad del Estado para la nación

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Señor Director:

Nuestra sociedad ha representado por todos los medios disponibles que la seguridad es la principal y más urgente preocupación y necesidad, recayendo sobre el Estado el rol de articular instrumentos e instituciones para alcanzar esa condición. En efecto, se debe comprender que la seguridad es una condición deseada a alcanzar y que se debe trabajar permanentemente. ¿Por qué y para qué? Porque es una condicionante basal que propicia desarrollo y progreso en las naciones; su importancia es superlativa. Seguridad y progreso caminan juntos de la mano dando paso a la estabilidad, bienestar, cohesión social y gobernabilidad en los países. Aquella es la materialización del derecho social como bien común por esencia. Las demostraciones empíricas de lo anterior saltan a la vista en cualquier país del orbe que se quiera analizar. No hay desarrollo sin seguridad.

Su complejidad radica en que es subjetiva y cualitativa, siendo temporal, local e imperfecta, requiriéndose articular todos los instrumentos para repeler con todo el potencial del Estado las amenazas. Ese potencial involucra desde Educación, Relaciones Exteriores, Poder Judicial, Legislativo, Fiscalía, Economía, Hacienda, policías, FFAA y hasta la sociedad completa, ¡porque la seguridad la hacemos todos! Esto se complejiza aún más sin una seguridad nacional definida y que se proteja desde el más alto nivel del Ejecutivo, bajo una mirada holística y de largo plazo, entendiendo que corresponde a una materia de Estado y no partidista del gobierno de turno. Actualmente, en nuestra constitución se menciona veinte veces el término “seguridad nacional” sin estar definido su concepto, qué entenderemos por ello ni qué buscamos proteger; tampoco contamos con una política o plan de largo plazo, definiendo objetivos e intereses nacionales. Menos aún una estrategia que materialice dicha política y que sea entrega como “posta” entre gobiernos.

Sin una arquitectura adecuada para la Seguridad y Defensa, con una política nacional, es prácticamente imposible que se pueda “decantar” en las demás “seguridades” – las diferencio para comprensión del argumento – tales como ciudadana, interior, pública, etc. Pareciera que la sociedad solo percibe la seguridad en su manifestación interna, ciudadana o pública, como medición más rápida de percepción, relegando la causa a posterior del efecto y subvalorando la ‘defensa nacional´ como un todo del potencial nacional con que hacer frente a la multidimensionalidad de amenazas. Todas ellas (distintas seguridades en su percepción) son componentes y derivadas de la gran seguridad nacional (seguridad del Estado para la nación). Consecuentemente, Chile tiene recursos finitos y sus instrumentos deben priorizar su actuar en función de directrices estratégicas.

Creo que este es el tema más relevante de la conversación constitucional, como base para propiciar nuestro desarrollo y progreso, con cohesión social y gobernabilidad, donde una constitución debiese estructurar una arquitectura de seguridad del Estado para la nación, con consecuencias humanas, para hacer frente a las amenazas multidimensionales.

Alejandro Ramos,

Magíster en Seguridad, Defensa y Relaciones Internacionales.

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