- El presidente electo promete vacunar a 100 millones de estadounidenses en sus primeros tres meses en el cargo mientras Trump trata de sacar rédito al trabajo de Pfizer
EE.UU. quedó este martes a un paso de aprobar su primera vacuna contra la covid-19, mientras que el presidente electo, Joe Biden, anunciaba un plan para la pandemia que incluye un objetivo de vacunación más modesto que el fijado por el mandatario saliente, Donald Trump.
La posibilidad de que la vacuna de Pfizer y BioNTech comience a distribuirse e incluso administrarse en el país este fin de semana ganó enteros cuando la Agencia de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA, en inglés) publicó este martes un primer análisis sobre ese preparado.
El reporte señala que la vacuna, que ya empezó a aplicarse hoy en el Reino Unido, cumple “con los criterios de éxito prescritos” en un estudio clínico.
El índice de eficacia es del 95 % en general y del 94 % entre mayores de 65 años (población de riesgo), y por lo tanto es muy superior al 50 % que exige la FDA para aprobar candidatas a vacunas contra la covid-19, según el documento.
El informe llegó dos días antes de que un organismo independiente se reúna a petición de la FDA para evaluar la candidata de Pfizer, y si le diera luz verde, la distribución y administración de la vacuna comenzaría de manera inmediata, según las autoridades estadounidenses.
La Casa Blanca calcula que las primeras vacunas podrían empezar a ponerse en Estados Unidos en las 48 horas siguientes a su aprobación, es decir, que si el producto de Pfizer fuera validado el mismo jueves -algo que no está confirmado-, podría empezar a administrarse el viernes o el sábado.
Coincidiendo con el anuncio de la FDA, Biden anunció un plan contra la pandemia en sus 100 primeros días en el poder, que durarán del próximo 20 de enero al 29 de abril.
En ese plazo, se pondrán “como mínimo 100 millones de vacunas para la covid-19 en los brazos de los estadounidenses”, prometió el presidente electo en un acto en Wilmington (Delaware).
Tanto la vacuna desarrollada por Pfizer como la de Moderna, que podría aprobarse en Estados Unidos a mediados de diciembre, requieren de dos dosis para inmunizar a cada persona.
Por tanto, el objetivo de Biden es inmunizar al menos a 50 millones de personas desde finales de enero y hasta finales de abril, un objetivo mucho más modesto que el marcado por el Gobierno de Trump.
Ese equipo planea inmunizar a 20 millones de estadounidenses antes de que acabe el año, otros 30 millones en enero y 50 solo en el mes de febrero, el primero que Biden pasará entero en el poder.
Esas cifras las reiteró este martes Moncef Slaoui, que es el principal asesor de la Operación “Warp Speed”, el equipo de la Casa Blanca que intenta acelerar las soluciones médicas a la pandemia.
Los cálculos de Slaoui implican que Estados Unidos habría vacunado ya a 100 millones de personas para el final de febrero, lo que equivale aproximadamente al 40 % de su población adulta.
No está claro si el objetivo más modesto marcado por Biden está relacionado con la noticia de que Pfizer, que ha acordado vender inicialmente 100 millones de dosis a Estados Unidos, podría no generar dosis suficientes para el país hasta junio de 2021.
El Gobierno de Trump insiste, sin embargo, en que entre las dosis que ha comprado a Pfizer y las que conseguirá de Moderna y otras candidatas en desarrollo, podrá inmunizar a todos los estadounidenses que quieran ser vacunados para junio.
El propio Trump trató de atribuirse este martes el mérito del rápido desarrollo de la vacuna, al subrayar que su Gobierno hizo una “inversión financiera sin precedentes”.
“Estamos a pocos días de que la FDA autorice (la vacuna) y les estamos presionando mucho”, aseguró Trump durante una cumbre sobre la vacuna celebrada en la Casa Blanca.
La cumbre, a la que no asistieron representantes del equipo de Biden ni tampoco de Pfizer o Moderna, fue un intento de Trump de atar la vacuna a su legado, a pesar de las críticas a su gestión de la pandemia, que ha contagiado ya a más de 15 millones de personas y matado a más de 285.000 en EE.UU.
Trump firmó un decreto destinado a garantizar que “los estadounidenses tienen un acceso prioritario” a las vacunas desarrolladas en su país -como la de Pfizer- o con fondos federales de EE.UU., como las de Moderna y AstraZeneca.
El decreto es más que nada un guiño a su doctrina de “Estados Unidos primero”, y es improbable que en las seis semanas que le quedan en el poder, Trump pueda hacer nada para impedir que esas farmacéuticas cumplan sus contratos con otros países.
Mientras, Biden adelantó que, cuando llegue al poder en enero, seguirá las recomendaciones de los científicos para vacunar primero a aquellos que estén más en riesgo, incluidos los profesionales sanitarios, quienes están bajo cuidado a largo plazo y, “tan pronto como sea posible”, a los educadores.
El presidente electo esbozó un plan contra la pandemia en sus 100 primeros días que incluye el uso obligatorio de mascarilla facial, algo que ya adelantó la semana pasada en una entrevista con la cadena CNN.
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En su primer día en el poder, explicó, Biden ordenará el uso de la mascarilla en edificios federales y viajes interestatales en aviones, trenes y autobuses; y tratará de convencer a los estados y localidades para que exijan lo mismo en sus propias jurisdicciones.
Además, Biden promoverá la reapertura de “la mayoría de las escuelas” del país, para que los niños puedan volver a estudiar allí, agregó.