La voz de Denise Corales de la banda chilena Aguaturbia es tan reconocible como la escena de un buen paseo nocturno en motocicleta a toda velocidad y ambos elementos se unen en perfecta sincronía en uno de los pasajes recurrentes de la película chilena El príncipe. Arriba del vehículo a dos ruedas va Jaime, un muchacho que en un futuro no demasiado tarde estará encerrado tras los barrotes de una cárcel en San Bernardo y deberá pagar por el asesinato de un hombre que al mismo tiempo era su pareja.
El panorama emocional e histórico de El príncipe es el de una película de relaciones y sentimientos homoeróticos ambientada a inicios de los años 70 en el Chile de Unidad Popular. Es más, por el discurso de Salvador Allende que se escucha en una de las escenas (el que el ex presidente dio en la Universidad de Guadalajara) se entiende que estamos en diciembre de 1972 o al menos que parte del largometraje transcurre en esa época.
Es otro Chile, más rudo y menos inclusivo, pero en el que se adivina cierta esperanza a partir de los cambios sociales que se experimentan. Dentro de esa república que hoy parece de la prehistoria hay un mundo aún más inclemente: es el micromundo de la cárcel, un circuito cerrado de jefaturas, emociones y obediencia debida dónde el más fuerte en este caso es el llamado El Potro (Alfredo Castro), suerte de cabecilla local. En aquel tablero infame, la suerte de Jaime está echada: dice que será bautizado como El Príncipe y que será el preferido de El Potro.
A primera vista la cinta de realizador chileno Sebastián Muñoz no parece carne de ningún escándalo ni tampoco un eventual disparador de correctores morales. El año pasado se exhibió con mucho éxito en el Festival de Cine de Venecia, dónde además se llevó el Queer Lion, galardón equivalente al Teddy de Berlín y que premia a la mejor producción con temática LGBT+. En Chile se estreno en julio pasado a través de plataformas y posteriormente se dio en Ondamedia de forma gratuita. Más: actualmente se puede ver en la plataforma del Centro Arte Alameda.
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Dónde no se puede ver es nada menos que en Amazon Prime Video del Reino Unido, la sucursal británica del gigante estadounidense. De acuerdo a información dada a conocer por el sitio especializado en cine Deadline, la cinta de Muñoz fue retirada de la plataforma debido a “contenido ofensivo”. Eso sí, los blu-rays y los dvds de la cinta sí pueden comprarse en ese mismo servicio sin ningún tipo de problemas. Es una situación rara e inesperada para los distribuidores de la obra en Gran Bretaña. En ese país, sin embargo, El príncipe se puede ver en las pataformas de Apple Tv, Google Play y BFI, entre otras.
Los responsables de la distribuidora Peccadillo Pictures, que se especializa en películas LGBT+, fueron informado por Amazon de que El príncipe (o al menos parte de su historia) va contra los lineamientos de la política de contenidos de Amazon Prime Video del Reino Unido. Todos los filmes que entran a esta plataforma en esta nación están sujetos a esta pauta donde hay reglas contra el “contenido sexualmente explícito” y el “contenido violento o gráfico”.
“Obviamente estamos muy preocupados y perplejos por la decisión de Amazon”, sostuvo Tom Abell, de la distirbuidora Peccadillo a Deadline. “Hemos intentado revocar su decisión sin éxito y no podemos entender por qué, cuando tenemos un apoyo abrumador de todas las demás plataformas”, agregó Abell.
Luego Abell continuó en su argumentación: “No podemos negar que El príncipe tiene algunas escenas explosivas y atrevidas, pero esto es lo que la hace destacar”, continuó. “Ciertamente no contiene nada que no se haya visto antes en un drama carcelario y palidece en comparación con las escenas de muchas de las propias producciones de Amazon“.
